Bueno, para los que acabéis de hacer clic en este artículo y no me conozcáis, un breve resumen.
Soy autónomo, soy emprendedor, soy ingeniero de telecomunicaciones, que trabajaba en seguridad informática para la gran banca francesa y dejé todo para hacerme mentor de productividad personal freelance.
En Octubre de 2017, ya sospechaba que la semana de 4 días podía ser súper-útil para mí y empecé un piloto que tras un mes convertí en perenne porque los resultados estaban siendo buenísimos. Eso sí, como todo el mundo me comentaba lo mismo de «Qué bien, Iago. Ya nos comentarás que tal todo cuando lleves más tiempo con ello» he decidido escribir esto.
Lo más importante un año y pico después
Como ya expliqué en su día todos los detalles de cómo recomiendo implementar la semana laboral de 4 días voy a ir directo al grano: y es que puedo afirmar sin más rodeos que nunca he sido más feliz en mi vida.
Sé que en esto influyen más factores, como haberme mudado de Francia a Galicia (algo que quería desde hace tiempo), haber dejado el trabajo por cuenta ajena para dedicarme a lo que me apasiona y tener un trabajo con sentido, pero es que aún ayer se me acordé de que tenía que escribir este artículo porque me daba cuenta como tantas veces del grandísimo impacto positivo que ha tenido la semana laboral de 4 días en mi día a día.
Para mí la semana laboral de 4 días es…
Para mí la semana laboral de 4 días es sinónimo de margen creativo. Es margen para respirar y marca la diferencia.
Hay días que veo que me voy a saturar y cuando de repente me doy cuenta de que al día siguiente es miércoles y no trabajo, es que no me cabe en la cara mi sonrisa.
Es como si planificases el enviar ayuda aérea a las tropas en una guerra, te fueses al frente de batalla, te disparan y ya cuando empiezas a temer que algo grave pase te cae un paracaídas con uno de los paquetitos de ayuda aérea que tú mismo planificaste. Es una maravilla.
Y por citar algunos ejemplos concretos, la semana de 4 días en este año y pico me ha ayudado muchíiiisimo a reinstaurar el deporte semanal, a dejar de trabajar en una mala silla, a evitar rachas quemándome a trabajar cegado por un objetivo, o a entrar demasiado rápido a tareas y proyectos que en realidad no merecían que los hiciese.
Como autónomo o empresario siempre te van a ir cegando las «cosas por hacer» a cada cual más importante y es muy común caer demasiado rápido en la necesidad de «ponerte a trabajar» en ellas aunque no tengas tiempo.
Por eso para mí el oxígeno de cada miércoles en medio de la semana ha supuesto un pulmón gigante para pensar alejado del «hacer» que marca la diferencia en circunstancias muy muy claves.
Y claro. Si no te quemas en tonterías, estás mucho más fresco. Si estás mucho más fresco, se te ocurren ideas mejores. Y si trabajas en tus mejores ideas, estás cada vez mejor para batallas venideras. Lo cual inicia un círculo virtuoso que es la razón principal por la que recomiendo la semana de 4 días.
Pero aparte y para mi sorpresa, la semana laboral me ha traído…
Pero la diferencia máaaass grande de todas que me ha traído la semana de 4 días es que este tiempo, margen y calma y tengo de ventaja se ha traducido en una mejora grandísima de mi calidad de vida.
- Lo noto en que estoy 10 veces menos estresado que emprendedores en mi misma situación
- Lo noto en que las semanas se me van como pipas (pero de agradables, no de rápido)
- Lo noto en que hay muchas ideas que pasan de idea, a prototipo y a realidad muy muy rápido.
- Lo noto en que mis semanas antes acumulaban y ahora resuelven lo que tengo que hacer ¡y lo que me apetece hacer!
- Lo noto en que paso más tiempo haciendo esas partes de mi trabajo que me encantan y me tengo que echar algún día con palanca de la silla.
Y que no me interprete nadie mal, que no tengo la vida resuelta ni mucho menos. Pero noto muchísima diferencia en lo que pasa cuando cada día me llegan tareas inesperadas o me «cae un marrón». Me acuerdo que trabajando 5 días a la semana esos «marrones» se iban acumulando y la verdad es que no podías evitar mirar de reojo qué día de la semana era (para ver cuándo llegaba el viernes) y notar bastante diferencia entre un martes y un jueves por ejemplo.
Me parece muy importante destacar este punto porque, tu fuerza de voluntad depende de cuánto la gastes como decía Bausmeister en el libro Willpower. Y cuando tienes otro descanso extra a la semana con margen para pensar, estás generalmente mucho más predispuesto a afrontar las cosas difíciles porque estás más descansado en general.
Cuando comparo con el pasado
Releyendo notas de cuando trabajaba como consultor de seguridad informática en París me acuerdo de lo frustrante que era (y sé que puede sonar a risa ¡pero es que me repateaba a más no poder!) el gastarme mis domingos planchando camisas para la semana y decirme a mí mismo: «¿para esto llevo yo estudiando 23 años, Iago? ¿Este es tu premio por hacer las cosas bien? ¿Pasarte tus domingos planchándote las camisas para trabajar de nuevo el lunes?»
Y ahora de vez en cuando me pongo al día con algún excompañero de trabajo o de la universidad y hablando con ellos me comentan aquello de que «Jobá, es que tú tío, qué exitazo. Con tu propia empresa, vendes tus libros, te volviste a tu país. ¡Qué lujo!» siempre respondo que para mí es infinitamente más fácil hacer lo que hago ahora que no hacer lo que hacía entonces.
¡Con la frustración que me producía pasar mis días libres planchando camisas! Si ahora me doy paseos frente a Riazor (la playa de Coruña) ¡los miércoles por la mañana!
Difícil lo mío no. ¡Difícil lo tuyo que todavía te planchas las camisas cada semana y si te cae comiéndote una mancha de aceite en el traje a lo mejor te acabas de fundir todo lo que ganaste en tu día de trabajo!
Por eso creo que la semana de 4 días es una herramienta realmente bonita y con un cierto toque de genialidad. ¿Cómo puede ser más fácil y mejor tener un día libre más? Pero esta es la productividad que más me gusta claro. La que te ahorra esfuerzo y no solo no se nota nada negativo, sino que te mejora la vida. ¡Qué lujazo! Muy contento, la verdad de seguir pudiendo disfrutarla.
Consejo final: haz bola de nieve
Como ya sabéis, para mí la productividad no va de tratarte como un faraón egipcio a sus esclavos a base de latigazos, sino de pertinencia, de técnicas inteligentes y de ser más feliz (si se puede) haciendo todavía menos pero bien pensado.
En esta ocasión no tengo manera científica de probar qué cosas son al 100% consecuencia de la semana de 4 días, pero me parece que un año y 5 meses después puedo afirmar rotundamente que la semana de 4 días me ha transformado la vida para bien superando expectativas.
Venía buscando mejores resultados y me he encontrado sorprendido con el 90% del estilo de vida objetivo que yo esperaba alcanzar cuando tuviera 50 años o mi cuenta del banco con varios 0s más a la derecha. Ten en cuenta que ahora tengo casi tantos días libres a la semana como de trabajo (3-4) y que me gusta mi trabajo.
Yo ya no quiero «trabajar menos». Al contrario. Cuánto más agradable me lo pongo, más me tengo que sacar con palanca de la silla como decía.
Lo que sí admito y repito siempre es que te invito a hacer una bola de nieve con tus avances. Si te puedes permitir la semana de 4 días pruébala y si te va bien, reinviértelo. Porque mientras puedas hacer girar el circulo virtuoso, no vas a hacer más que estirar y estirar las ventajas.
Lo importante en mi opinión es que es una técnica viable e interesante. Pero requiere algo de confianza en ti mismo porque mucha gente que pueda permitírsela entiendo que no lo haga por miedo (miedo a no tener los mismos ingresos, miedo a no dar soporte a sus clientes el miércoles, miedo a… ponle nombre). Pero te invito a que siempre que puedas pruebes estas ideas.
Porque después cuando tus jueves parezcan lunes, entenderás la potencia de lo que significa ya nunca estar más cansado de lo que estabas antes un miércoles. O ya nunca tener un sábado como primer día de «descanso» (y así seguimos extendiendo el circulo virtuoso de beneficios).
Creo que eso es todo. Pero por si alguien dudaba de ello, si eres emprendedor te recomiendo que la pruebes un par de semanas.
Y si alguien necesita ayuda en el camino, por supuesto que estoy aquí para responder por cada afirmación de las que acabo de comentaros. No pienso esconderme y al contrario, me encantaría escuchar que este artículo ha animado a alguien a probarlo. ¡Larga vida a la semana de 4 días 🙂 !
2 comentarios
¡Enhorabuena Iago! pero no por lo que magníficamente cuentas, que crees que son esos los motivos, motivos muy razonables y racionales, la verdad es que has dejado de TRABAJAR para hacer lo que te gusta, en el sitio que te gusta y como te gusta, y ello no es trabajar es GOZAR, trabajo es con lo que se sufre como los trabajos forzados ya sea por una cosa u otra que te obligue, que te esclavice, a tí en estos momentos, si te tocara mil millones de € ¿Dejarías esa ocupación?
Un saludo afectuoso, y repito la felicitación porque hayas podido hacer lo que querías.
Hola Alberto ¡y muchas gracias!
El trabajo siempre es trabajo, eh. Al fin y al cabo la diferencia entre un trabajo y un hobby es que un hobby lo puedes dejar cuando quieras y el trabajo no porque al menos un cliente, jefe o colaborador depende de ti. Así que siempre hay una pequeña parte de obligación (aunque como tú bien dices el 90% casi no es trabajar, sino gozar).
Y no. Si me tocaran mil millones lo haría con todo el lujo y contrataría más gente pero dejarlo no. ¡Si es lo que quiero hacer con mi vida :D! Un saludo, ¡Alberto!