Los objetivos que se alcanzan son los que mantienen el plan pese a la lluvia

Voy a darte tregua con la definición de objetivos y las prioridades por un día. Hoy voy, aunque sea por una vez, a centrarme en la determinación que se necesita para sacar las cosas adelante.

También me salto el hablarte de motivación. Y mira que me cuesta el mirar para otro lado y no insistir hasta la saciedad una vez más en que esa es para mí la verdadera causa de que procrastinemos como cosacos, pero vamos a dejar el tema tranquilo.

Así que ponte en esa situación, que sin duda vives a menudo, de ti mismo en frente de una tarea de esas horribles que no apetece nada y de la que quieres evadirte como sea. Todo lo que te propongo se resume en una frase que yo mismo me repito como un mantra y no me quito nunca de la cabeza en estas situaciones: «Los objetivos que se alcanzan, son los que mantienen el plan pese a la lluvia».

1. Muerte a las excusas

Cuando quieres ignorar algo que no te apetece, la primera amenaza son las excusas y las excusas no brotan, sino que las buscamos. Deja de mirar la lluvia antes de ir a correr, no te fijes en la fatiga antes de pensar algo y no mires la hora si lo que tienes por delante es largo. Si quieres buscar excusas te garantizo que acabarás encontrándolas, pero si aún no has encontrado una, no gastes fuerzas en ello. Es mucho más beneficioso enfocar esfuerzos en cómo resolver las cosas.

2. No pierdas de vista que mañana será peor

Las excusas sólo valen para desequilibrar puntualmente la balanza a favor de no hacer algo ahora mismo. Ten cuidado porque las excusas sólo desequilibran una balanza y esa es la de preguntarte de si vale o no vale la pena hacer eso que tanto te molesta hoy. Pero la cruda realidad es que en el planning de mañana, que hasta hace un minuto tenía una tarea, acabas de hacer que haya dos. Las excusas sólo funcionan porque además escoges las preguntas que te formulas para que puedan tener peso. Si en vez de distraerte con truquitos, te formulases las preguntas correctas como «¿me aporta algún beneficio esta tarea? ¿prefiero hacerla o disfrutar del tiempo que me llevaría?», no habría excusa que valiese. Cuando una tarea produce un resultado necesario para un bien mayor, los inconvenientes se difuminan fácilmente.

3. Juega cuando la victoria sabe a más

Los inconvenientes de última hora tienen un aspecto práctico cuando cambias de perspectiva y es que motiva el hecho de ser capaz «a pesar de». Produce admiración ver correr a alguien debajo de la lluvia, produce admiración quien se pone manos a la obra a pesar de la fatiga y produce admiración quien es capaz de quedarse hasta las tantas. No pierdas la oportunidad de apuntarte no sólo una victoria sino de reganar la confianza de que puedes hacer más que lo cotidiano.

4. Planifica para minimizar impactos

Cuando tienes la certeza de que una tarea te interesa sí o sí, las cosas se ven diferente. Sigue aprendiendo de productividad, porque llegará el día en que no sólo no sufrirás más tus tareas, sino que les intentarás hacer tiempo como sea. Cuando es así, cuando trabajas en lo que quieres y lo que quieres es lo que haces la mentalidad natural es minimizar impactos. Esta planificación pasa por contar con que la lluvia aparecerá como mínimo un par de semanas, que la fatiga es consecuencia de demasiado esfuerzo y que el tiempo que consumas no te dejará espacio. Por ello, si las tareas que tienes entre manos las aprecias, lo correcto es protegerlas al máximo de antemano.

5. Habitúate a contar siempre con algo

A partir de ahí, es cierto que no siempre llueve pero que casi siempre puede fallar algo. Para que la productividad funcione tienes que ser resistente. No puede bastar cualquier excusa para dejarte tirado. Es en ese momento cuando cambias totalmente de mentalidad, porque incluso descubriendo algo de última hora estimarás que debes sobreponerte a ello en vez de cancelarlo todo. Un trabajo así es realmente imparable. Hace falta un tsunami para que empieces a admitir que a lo mejor justo
hoy, esa tarea que tenías en mente, no la vas a poder terminar.

6. Prepárate para encadenar varios imprevistos

Cada excusa pequeña remontada te entrena y amplía tu base de recursos. Puede que hoy veas esa tarea como asquerosa, pero si mañana hay otra que te interesa, aprender a sobreponerte al inconveniente de hoy puede hacerte invulnerable mañana. Los inconvenientes además se apilan, por lo que a veces hace falta saber responder a varios para obtener un resultado. No pierdas la oportunidad de aprender a trabajar ignorando algo que a otros los ralentiza. Hay a quien le basta una mínima excusa para tirar la toalla y hay a quien no lo paras ni a cañonazos.

7. Ve sin freno el día perfecto

Cuando te acostumbras a los inconvenientes sistemáticos, el día perfecto sabe a gloria. No sólo porque en esas condiciones da gusto trabajar, sino porque estarás tan acostumbrado a sobreponerte a eventualidades, que el día que sean todo facilidades tendrás una oportunidad más para llegar aún más lejos.

Los objetivos que se alcanzan, como decía, son los que mantienen el plan pese a la lluvia. Cuando surge un inconveniente puntual, puedes decidir ignorarlo y tirar para adelante o convertirlo en una excusa, así que inspírate a ti mismo, piensa cómo puedes reducir el impacto y pelea hasta el final del día por una micro-victoria. Importa poco, si valió la pena, el que por una vez acabes mojado.

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4 comentarios

  1. mese sito especifico que pueda hacer asi salgo de este , estacionamiento.

  2. Hola Iago!Que bueno que es encontrar una vez más una práctica y enriquecedora reflexión acerca de la administración del tiempo.

    He dedicado mis últimos años a estudiar sobre la procrastinación y sobre la efectividad en el manejo de tiempo y vos como siempre uno de mis mayores referentes.

    Continúa cono esta misión tan bonita, para que personas como yo, procrastinadoras, sigamos fortaleciendo nuestra voluntad, porque si hay algo claro a lo que me ha llevado todo este aprendizaje, es que la solución es la «DECISIÓN».

    SAludos desde Medellín (Col)

    • Hola Carolina, ¡muchas gracias! Ya digo, la reflexión previa para saber qué debes hacer y qué no, es necesaria. Eso sí, una vez que lo tengas claro, no puede haber nada que te frene. Y es ahí donde entra en juego esta mentalidad.

      Un saludo!

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