Objetivos nobles, objetivos lastre

Admítelo, de vez en cuando te llega esa sensación de no saber qué llevas haciendo en los últimos meses ni por qué narices aún no has sido capaz de tumbar ese objetivo que tanto tiempo lleva en tu lista.

Bien entendido, sólo hablo de una parte de tus objetivos aunque, desafortunadamente, se trata de la parte que más atención nos come.

El nacimiento de los objetivos

Imaginemos que empiezas hoy en la productividad personal, ¿de acuerdo? Yo te contaría esa historia de que hace falta que hagas un vaciado mental y de que pongas en ella todo lo que te preocupa.

A continuación, porque es más fácil gestionar cuánto menos tengas en paralelo, te propondría que intentases cerrar frentes de entre lo que tienes abierto. Te propondría poner fin a lo inútil, lo obsoleto y aquello que persigues pero que en realidad no te interesa. Ya sabes que la rutina, sin revisión periódica, acaba por conducirte a ninguna parte.

Lógicamente, detalle arriba, detalle abajo, la próxima etapa sería centrarse en a dónde quieres ir. Deberías fijarte unos objetivos que te importan, que te motivan y que realmente cuentan. Pagar las facturas no lo es, pero empezar a perseguir algo relativamente ambicioso, que hasta te da miedo escénico pero que te haría sentir verdaderamente increíble si lo lograses, eso ya es otra cosa. En este momento nacerían lo que ahora mismo bautizaremos tú y yo como «objetivos nobles». Porque son la parte bonita de tus tareas, aquella que si lo logras te cambia y la que sustituye la rutina por superación.

Pero paremos el carro. Saquemos una foto al instante y analicemos la situación. Mi pregunta en particular es la siguiente: ¿cuáles son, al acabar este proceso, tus objetivos actuales?

Objetivos nobles vs objetivos lastre

Creo que más de uno ya habéis adivinado por dónde van los tiros. Efectivamente, el error común es pensar que tus únicos objetivos son esos «objetivos nobles» que mencionaba antes. Cuando, con cierto optimismo, te propones objetivos tales como conseguir acabar un maratón o publicar una novela, estás haciendo lo correcto.

Sin embargo el problema de productividad viene después, en el día a día para intentar lograrlo. Y hoy me quiero centrar en un sólo aspecto que es la coordinación de objetivos.

Tu «objetivo noble» no cabe duda de que será difícil por sí mismo y hasta, en cierta medida, si no resulta complicado probablemente no acabe siendo tan interesante. Pero lo que no puedes ignorar es el hecho de que ése no es tu único objetivo. Aquí tienes una lista de objetivos que quieres a diario y que no figuran nunca en tus listas:

  • Comer 3 comidas al día
  • Sobrevivir
  • Mantener tu higiene personal
  • Tener buenas relaciones con gente próxima (ejemplo: acordándote de sus cumpleaños)

Nadie acaba el año diciendo «este año ha sido un gran año porque me he acordado del 100% de los cumpleaños», pero en realidad sí es mejor que cuando no lo hacemos.

Tu lista de objetivos por lo tanto siempre será una sublista de cosas que ahora merecen un nivel especial de atención, pero no deberías frustrarte si no los consigues al 100% o pronto. Ten en cuenta que acabar un maratón es algo fascinante, pero sobrevivir a la carrera normalmente es algo que también suele necesitar ser considerado.

Sé consciente del contexto

Como ves, incluso si tu lista de objetivos tiene tan sólo tres elementos (¡muy buen tamaño!), por innumerables razones en realidad tienes más.

Las últimas recomendaciones que me gustaría darte al respecto tienen por meta el no rendirse ante tan abrumador inconveniente:

  • Prepárate para optimizar los lastres
    Ahora ya sabes que existen objetivos divertidos (los nobles) y los objetivos lastre (ej: reparar una tubería). Cualquiera puede hacerte perder tiempo y ser ineficaz pero de hecho, pasamos más tiempo en todo ese lastre que trabajando en lo que nos gusta. Si optimizas el tratar el lastre, tendrás más tiempo para lo noble y acabarás con este segundo también antes.
  • Reduce la carga de otros proyectos de forma temporal
    Prepararte para unas olimpiadas puede exigir mucho. Sin ir más lejos, en mi propia universidad (INSA de Lyon, Francia) proponían una filial para atletas que querían aún así sacarse la carrera. Como acabar la carrera puede sobrepasar el nivel de exigencia compatible con una preparación olímpica, varios conseguían un equilibrio suficiente gracias a la posibilidad de hacer la misma formación pero extendida a lo largo de más años.
  • Adáptate constantemente
    Las grandes empresas siguen siendo líderes mientras son capaces de adaptarse. No puedes tener la misma fábrica para crear cámaras digitales que cuando producías carretes. Así que no te ancles en el pasado y predisponte a organizar nuevos retos con nuevas herramientas. Acuérdate de alternar fases de constructor con fases de minimalista.

Recuerda que, si necesitas ayuda externa con tu productividad, siempre puedes recurrir a mi auditoría de productividad.

¿Me he dejado algo? Ya sabéis que aquí importa tanto vuestra opinión como la mía, así que nos vemos en los comentarios.

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20 comentarios

  1. Muchas gracias, Iago. Ya lo tengo más claro.

  2. Gracias!!!
    estoy en una laboriosa actitud de dejar espacio A «LOS NOBLES»
    un saludo afcetuoso

  3. Iago, ¿cómo se «optimizan» los objetivos lastre? Podrías señalar algún ejemplo en concreto para poder entenderlo mejor? . Gracias de antemano.

    • Claro Suini. La optimización de un objetivo (lastre o noble) no varía, porque sigue tratándose al fin y al cabo de un objetivo.

      La dificultad está sólo en darte cuenta relativamente pronto de que tienes ese objetivo. Imagínate que te propones en 6 meses montar una empresa (tu objetivo noble). Como tardarás 6 meses también serán objetivos (lastre) el ir a la compra semanalmente, limpiar un poco la casa y comer bien, por ejemplo. Toda optimización en la compra, la limpìeza o el tiempo de cocinar, te dejará tiempo y energía libre para montar tu empresa. Hasta ahí para las cosas recurrentes.

      Por otro lado, es posible que empieces tu objetivo de fundar una empresa sin un local, sin capacidad de facturar o sin abogado. Si es así, quizás te encuentres frecuentemente frenada por no tener consejo legal, porque no tienes ni siquiera un lugar al que hacerte enviar lo que necesites para tu empresa o para los papeles, etc. En ese caso, es necesario darse cuenta cuanto antes de que tienes algunos subobjetivos (un par de lastres necesarios) que son buscar abogado y un local por ejemplo. Cuanto mejor trates estas tareas más te acercarás a lograr fundar tu empresa.

  4. Obrigada mile. Creo que empezaré a meter en mi lista los objetivos lastre como pequeños logros diarios para, al final de año, sumarlos a los otros y sentirme un poco más victoriosa o un poco menos fracasada. En cuanto a los «pseudo-objetivos» (u objetivos «alien») que mencionas en tu otro artículo, concuerdo contigo, si bien creo que los enfoques son algo distintos. Me ha gustado eso de darle el mordisco a la manzana, en mi caso una manzana que tengo en el frutero desde hace un par de meses. Me pondré a ello. Graciñas de nuevo, Iago.

  5. Love it! A ver, dejo un rollazo con unas preguntas finales (tipo lastre)para todos porque después de pensar tanto en nobles y lastres… he llegado a la conclusión de que no sé lo que es un Onoble.

    «Admítelo, de vez en cuando te llega esa sensación de no saber qué llevas haciendo en los últimos meses ni por qué narices aún no has sido capaz de tumbar ese objetivo que tanto tiempo lleva en tu lista.» Lo admito, pero creo saber por qué es: por eso que llamas objetivos lastre y que para mí no son siquiera objetivos, sino lastres, lastres puros y duros y en el caso de querer seguir empleando el término «objetivos», pues en todos caso objetivos impuestos por alguien o algo ajeno a nosotros llamado sociedad (!El Gran Hermano!).
    Siempre he pensado que la sociedad (en particular la nuestra) nos llena de objetivos «lastre» que nos distraen de lo noble, de lo verdaderamente importante, aquello que como tú muy bien dices nos motiva y nos hace realizarnos como personas para ejercer cierta suerte de control social. Puede que suene muy neurótico, a teoría conspiratoria o algo así, pero creo que desde pequeños nos imponen objetivos lastre (aprobar la materia de gimnasia obligándonos a hacer el pino puente cuando lo que queremos ser es, por ejemplo, astrofísicos) para hacer que encajemos como piececita del puzle. Guiando nuestros propios (¿propios?) objetivos vitales el sistema funciona mejor, hay menos heterogeneidad, menos voluntades y veleidades y todo… fluye (bien o mal, yo ahí ya no juzgo). Imaginad que todos hiciésemos caso a nuestros objetivos nobles. Por una parte sería maravilloso; todo lleno de creatividad, de motivación, menos depresiones, ansiedades, el cerebro humano funcionando al máximo para conseguir lo que realmente quiere. Por otra parte… lo siento, no se me ocurre nada malo que decir; en todo caso, un poco de caos organizativo, no muy diferente del de ahora, de este caos que nos «mantiene en Babia» o haciendo cosas que realmente no queremos hacer.
    Al respecto de los objetivos lastre, reconozco que me ha llamado especialmente la atención las metas que citas; pensé que pondrías otras del tipo «llegar a fin de mes», «ir al gimnasio para mantener la línea» etc. y en cambio citas rutinas, actos que nunca habría considerado como objetivos, sino hábitos o necesidades físicas que no dependen de ningún tipo de voluntad. Al respecto de las rutinas, que sí que pueden llegar a interrumpir la consecución de nuestros objetivos nobles, creo que se pueden gestionar e incluso suprimir en determinadas épocas, cuando el objetivo noble bien lo merece. Aun a riesgo de resultar una persona bastante desagradable, tengo que reconocer que la higiene personal la he llegado a dejar de lado en ciertas ocasiones, cuando la ocasión lo requería y mi objetivo noble no dependía de mantener contacto con nadie; en cuanto a las amistades, se les puede explicar el por qué de tu retiro durante meses. Todo depende de la clase de objetivo que tengas y de evaluar los costes y beneficios. Lo que sí tengo claro es que prefiero concebir estas actividades cotidianas como costumbres y no como objetivos, porque como costumbres puedo amoldarlas a mis nuevos objetivos favoreciendo un contexto apropiado para su consecución y como objetivos mucho me temo que se enfrentan contra mis otros objetivos nobles en una lucha de poder.
    Mi problema es con los objetivos «alien», con esos que, si me paro a pensar, ni siquiera son míos y determinan mi día a día: conseguir tener la casa impecable para, en cualquier momento y como sucede en las películas, poder invitar a alguien (mis amigas siempre tienen la casa impecable y lista para recibir visitas; yo nunca lo consigo); hacer deporte, además de para mantener la salud, para mantener la figura según los cánones, lograr comer sano para no morir envenenada con el paso del tiempo (consume tiempo buscando ingredientes en las cajas de galletas del supermercado y a la hora de cocinar) etc. Por no hablar de los objetivos «alien» que inundan las mentes de las personas de hoy en día y que no cito por obvios. A mayores, para mí existe otro objetivo que nace como noble y es convertido por el sistema en objetivo alien: nuestro trabajo. Pongamos que nos encanta nuestro trabajo (en mi caso es así) y que lo desempeñamos empleando para ello todos nuestros recursos… nobles. Se trata de un trabajo que haríamos incluso de manera altruista y para el que buscaríamos tiempo si tuviésemos otro trabajo menos motivador. A tu motivación le ponen un precio, es decir, se «remuneriza»; genial, haces lo que te gusta y te pagan. Pero claro, te das cuenta de que toda tu vida va a depender del valor económico que le han puesto a tu trabajo, que, para qué negarlo, es actualmente muy inferior al valor que merecería, ya no sólo por tu motivación sino también por tu propio rendimiento laboral. Y… TACHÁN, TACHÁN! Sin darte cuenta acabas de poner precio a tu motivación que nació de modo altruista. ¿Qué quiero decir con todo este rollo? Pues que cuando la fuerza de trabajo se capitaliza, nosotros mismos comenzamos a capitalizar nuestra propia motivación, desmotivándonos poco a poco. Esto, al menos es lo que observo en los demás (espero que nunca me pase a mí). Conozco personas que reconocen detestar el trabajo que antes amaban y no creo que sea por «desgaste del oficio», sino más bien por el desgaste que sufre la motivación cuando la capitalizas y le aplicas todas las estructuras y dinámicas (entre ellas sociales) que el capital soporta. Y ahí tienes a tu objetivo noble convertido en objetivo alien o, si lo preferís, lastre, porque ya no motiva, a pesar de que te importa y sigue contando (es más, se ha vuelto imprescindible!).
    Sé que todo esto se aparta de lo inicial, que me he ido por las ramas sobremanera (como siempre, sorry) pero llegados a este punto me gustaría saber qué es un objetivo noble (si alguien tiene a bien comentar todo este rollo); los lastres se reconocen bien, pero ¿qué características tendría que tener un objetivo noble? Dejando al margen cuestiones éticas que no interesan aquí, por lo que he dicho antes y lo que he podido extraer del texto, un objetivo noble podría ser aquel que motiva, que cuenta para nosotros (dicho por ti, Iago) pero… que no se torna imprescindible, ¿no? Tal y como yo lo veo (con una mirada perdida, xD) un objetivo noble, ¿podría dejar de ser motivador si se vuelve imprescindible? Si esto es así, ¿seguiría siendo noble o se convertiría en lastre?
    Pido disculpas de antemano por tanto rollo, por t(r)olear.

    • Non toleas muller, non t(r)oleas 🙂 Me limito para no extenderme pero sí quiero aclararte :

      > La diferencia entre objetivo «lastre» y objetivo «noble» está principalmente en nuestra percepción, por lo que NO existe línea objetiva entre ambos y es una frontera permeable. Lo que quiero presentar con esta diferencia es la metodología que usamos para organizarnos. Esta división existe solamente en nuestra cabeza. Decidimos en algún momento que vamos a (1) sacarnos un certificado de inglés (2) comprar una casa nueva (3) programar una aplicación para el móvil. Si por ejemplo tomas esos 3 puntos como los objetivos del 2014 y te evalúas sobre ellos (los nobles) el 31 de Diciembre, estás creando un grave error organizativo. ¿Por qué? Porque también quieres estar sano, comer bien, tener amigos, salir a la calle, etc (los lastres). El hecho de vivir 365 días intentando combinar todo y evaluarte el 31 de Diciembre sólo sobre 3 es una mala práctica. No sólo vas a generar recomendaciones suicidas para el año que viene, sino que además vas a sentirte como un fracasado o vas a considerar haber logrado el 33% de tus objetivos, cuando si tuvieses todo en cuenta te darías cuenta de que has rozado el 99% (porque has comido todos los días, has sido feliz saliendo a la calle, etc) que son objetivos importantes también.

      Conclusión: El modelo importa. A parte de la lista pequeñita de objetivos que crees tener tienes muchísimos más, invisibles, pero que te condicionan cada día y merecen contar en tu balance como logrados.

      Les he llamado «nobles» y «lastre» porque nobles me hace pensar en los caballeros medievales y su objetivo único de rescatar a la princesa «cueste lo que cueste» como si sólo hubiese un objetivo en el mundo, y lastre porque es todo aquello que te frena y te vas encontrando y te hace llamar a la princesa y decirle que la rescatas mañana que el juramento siguen en pie pero que el caballo tiene gripe y vas a resolver eso primero.

      NOTA: Los «pseudo-objetivos» que la sociedad nos inculca son otra historia. No mezclo para analizar cada punto por separado pero hablé de eso por ejemplo en este artículo: https://iagofraga.com/2013/07/rutina-importante/

      Enhorabuena Iris (que no «gracias», pero interprétalo bien) por las reflexiones que compartes.

    • Holas, curiosamente mi objetivo noble ahora es la astrofísica, jojoj creo que comenzaré a leer también a los que responden cosas interesantes ams y por si te interesa Iris, con respecto a lo de perder la motivación por capitalizarse, creo que el que un objetivo sea noble o lastre depende de quien eres o de quien te vas transformando, incluso aunque te estés vendiendo por lo que haces, puesto que en uno de los trabajos que tengo, hago algo que me entretiene mucho por el aprendizaje y los nuevos espacios que conozco y al mismo tiempo me puedo sentir feliz por el dinero que obtengo al final, es una entretención que me aporta dinero, y el dinero no es nada mas que una de las llaves que sirve para optimizar los de mas objetivos, incluso ajenos, así que todo depende, es relativo como el tiempo ;).

      • Jajajaja. Bien, primero, antes de nada, aclarar que no soy astrofísica, xD, soy la que enseña a los astrofísicos a poder desarrollar teorías de campos gravitacionales y teorías cuánticas; es decir, soy la que enseña a leer y a escribir :-p. Una «profe». Así de simple (o de complejo xD).
        En cuanto a la relación que existe entre la pérdida de motivación y la capitalización de la motivación… no me refería particularmente a mí, sino a otras personas de mi entorno.
        Pero sigamos con el asunto, que estoy de vacaciones y me he puesto filosófica, jeje. A ver, que nos paguen por hacer aquello que más nos motiva parece de lo más deseable, el problema deviene cuando hablamos de fijar una cantidad que se ajuste al nivel exacto de motivación o incluso de resultados que obtenemos (algo «impósibol»); es en este punto cuando puede sobrevenir la desmotivación o frustración, porque no hay una línea de ajuste entre el empeño y la ilusión proyectados y lo que recibimos, y esto nos ocurre constantemente, ya no sólo en el trabajo o actividades lúdicas, sino también, si me apuras, en nuestras relaciones personales (que, obviamente, también nos tienen que motivar). Un ejemplo: cojamos un niño pequeño al que le encanta, le motiva pintar, está toooodo el santo día pintando, urdiendo Picassos en su cabecita y proyectándolos en un papel; entonces vamos nosotros(los cercenadores de ilusiones!) y le decimos: «Oye, Matías, pintas muy bien, ¿qué te parecería recibir un céntimo por cada dibujo que me hagas?» El niño acepta porque piensa: «!Qué chupi piruli! Hago lo que me gusta y me dan algo. !Genial!». El niño se afana y empieza a dar lo mejor de sí y después de muchos dibujos ve que sólo ha obtenido 10 céntimos y piensa: «!Jopetas! ¿Para qué voy a hacer tanto dibujo si sólo me dan esto?». La motivación inicial, que era disfrutar, se ha perdido o, aún mejor, se ha sustituido por otra, la de reunir capital. De igual modo ocurre con nuestro trabajo: es obvio que un céntimo para un dibujo es muy poco, por todo el esfuerzo e ilusión que requiere, ¿verdad? Pues bien, es más obvio todavía que trabajar diez horas diarias para ganar 700 euros (en mi país, Españistán, esto es una realidad – y pido serias disculpas a los países terminados en -stan por rebajarlos a semejante nivel-)es ya no sólo poco, sino indignante; así pues, una actividad que era tu pasión y con la que, de paso, te pensabas ganar la vida se convierte en el ejercicio más desmotivador del mundo. ¿Por qué? Porque a tu pasión se le ha impuesto un precio que ni siquiera ha sido acordado por ti, ni por tu jefe, ni por el Estado muy posiblemente, sino por la «coyuntura económica» (esa asquerosa ramera), y este precio es un insulto a tu motivación y te condena, en muchos casos, a vivir en la miseria. En consecuencia, el problema es el capital, porque cuando capitalizamos nuestro trabajo el objetivo noble deja de ser nuestro trabajo para pasar a ser el capital. El capital, en definitiva, es el cáncer de la motivación personal, porque es una motivación extrínseca, impuesta de manera inapelable y a la vez una necesidad. Ahora bien, yo, de momento, me mantengo al margen de la desmotivación, porque procuro que mi profesión me reporte otros miniobjetivos más allá del macroobjetivo «ganar pasta a tutiplén», en el español de España, ganar dinero a raudales (es decir, en mi país una paradoja cuántica de mucho cuidado 😉 ).
        Unha apertiña, Matías, que se di por aquí pola miña terra (Un abrazo, Matías, que se dice por aquí por mi tierra).

        PD: curiosamente, o no, porque se explica por lo que acabo de decir, quien no tiene ninguna motivación personal por el oficio que desempeña no suele quejarse de estar desmotivado en su trabajo; son los que empezaron con ganas, aquellos que aman su profesión los que con el paso del tiempo y después de años soportando la tortura del sistema capitalista empiezan a flaquear y a estar amargados. ¿Solución? Reinventarse, dejarlo… no sé, pero no aferrarse al objetivo noble (innoble) de pretender llegar a fin de mes mediante el ejercicio de algo que ya no apasiona.

        • Hola Iris :]] Comprendo a lo que te refieres, tengo un hermano el que llevaba 4 años en su carrera y ya planeaba hacer la tesis final, sobre cuevas submarinas y la vida marina que ahí alberga, cuando el jefe de carrera le dijo: -…pero ¿eso en que aporta económicamente? Busque otra tesis.- jajaj no creo que se imaginara el director que la desmotivación de mi hermano fue tal que abandonó la carrera ( y yo también jeje (lic en física con mención en astronomía)) y nos fuimos a caminar por las playas de chile a sobrevivir en plena naturaleza a pie jojoj recuerdo que mi desmotivación principal en la universidad, fue que venía con muchas teorías he imaginación (aunque no era tan escéptico como ahora :] ) y en la u no había que cuestionarse las formulas ni los acontecimientos, como mucho le decías una duda a tu profe y te decía oh muy bien, que extraño, y nada más xD, no podía entender como a nadie le interesaba el por qué de todo y solo en avanzar (cosa que terminó desmoronándome por la sobre exigencia); bueno y volviendo más al presente, después de pasar por mucho, volví a la idea de entrar a la carrera y a propósito del tema, me pasa algo curioso, si bien comprender el universo es mi segundo objetivo noble, descubrí hablando con una amiga que egresó de la carrera completa, que era imposible pasar ciertos ramos si no sabes inglés, lo que pasaría a objetivo lastre, por que en el colegio me enseñaron a odiarlo jej, así que tendría un hibrido xD lo cierto y para volver al otro tema jojo es que tienes razón en lo que dices de la motivación que uno pone y el resultado en dinero o resultado general, que pocas veces vale cercano a lo que realmente mereces, me aventuraría a hablarte de este postulado (no sirve para amentar la motivación si tu único objetivo es el dinero xD), podrás comprobar por tu propia mano la veracidad de lo que te diré ;), imagina que tienes un pc con un 20% de batería, estas en un observatorio en un cerro y de pronto se corta la luz, con ese 20% puedes perfectamente terminar tu trabajo que consiste en un informe para explicarle a Hopkins por que la gravedad se torna a infinita y hace imposible que el tiempo pueda existir antes del big bang, entonces, ¿qué haces? Suena tentador poner un poco de música clásica, hay una hermosa luna en el cielo pidiendo algo de beethoven jeje la idea trata a fin de cuentas de tener esa mentalidad, que siempre tienes ese 20% para lograr tus objetivos (ya sean nobles, lastre (obstáculo) o entretención), y sorprendentemente, obtendrás en promedio un 80% de resultados (dependiendo de tu habilidad en la práctica), suena ilógico y contrario a nuestra intuición (como mucho en el universo :]) pero pruébalo, de seguro te has encontrado hasta con personas que te han requerido un 80% de esfuerzo y solo obtienes un 20%, bueno espero que te sirva, porque sé que puede ser estresante el mundo que rodea al universo. Te dejo un abrazo para ti también, espero que la pases bien en tus vacaciones, que bueno encontrar a una científica filosófica :D` chau.

          • Gracias por compartir tu experiencia personal y por tus consejos. Si, cómo la Universidad es capaz de acabar con la motivación es otro tema que daría, sin duda, para una tesis doctoral (te podría contar largas y numerosas anécdotas, pero no interesan).
            En cuanto a lo del inglés… sé que lo de lastres y nobles depende del punto de vista de cada uno, pero si saber inglés es un paso más necesario para alcanzar tu objetivo noble… no me parece tan lastre, sino un escalón crucial para obtener tu propósito y, a mi entender, tu objetivo crucial en estos momentos, ya que sin él no podrás avanzar (por lo que pude entender). En todo caso, ánimo con el «inglix pitinglix».

  6. he tenido esa desagradable sensación de ver que pasa el tiempo y no logro mis objetivos o peor aún que se me presentan inconvenientes que los retrasan, cuando no es que definitivamente no lo logro, o los logro parcialmente, por más que los idealice y trabaje para conseguirlos.

    Tenía el pasado ponerme al día con los impuestos de la casa y hacer una terraza, conseguí que mi jefe me prestara para para pagar los impuestos, pero no la terraza, así mismo una demanda laboral dentro de los objetivos de hace varios años es que se haga efectivo el pago, pero la malicia del demando lo ha impedido. En qué parte reduciría a carga o en que punto me debo adaptar o que debo mejorar.

  7. Si tan solo una parte de lo que dices me funcionara, te recordaría por siempre jejej cada vez me sorprende mas esta pagina, nunca hubiera pensado en optimizar los objetivos lastres, pero es muy lógico, supongo que por fin el estancamiento de mis verdaderos objetivos está cediendo, todo gracias a ustedes, saludos y muchas gracias, y siempre que se pueda, a leer y releer sus cosas se ha dicho!

    • ¡Muchas gracias Matías! Aunque la parte de hacer que te funcione está en tus manos. Yo no soy ningún lumbreras y tengo probablemente tantas limitaciones como cualquiera. Así que sin idealizarlo, y en positivo, hay una gran diferencia entre no hacer nada y empezar a reducir desorganización en aquello que está a tu alcance. Suerte y ánimo, que esto es una carrera de fondo.

      • Hasta ahora a sido muy interesante, hay mucha diferencia entre quien solo hace y mucho (que no es malo) y quien sabe organizar aquello y darle un buen rumbo; yo soy de los que piensan que «si vas a hacer algo, que sea todos los días» da muchas ventajas, pero está incompleto sin la organización adecuada, puedes dar vueltas en círculos por mucho tiempo, por eso muchas gracias, eres un genio jejej mas adelante podría mostrar las cosas que he comprendido en la practica. Y como los ejércitos atenienses (que eran los mejores corredores), a correr 😉 que estés muy bien, saludos.

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