Vale, de acuerdo, el verano (al menos en el hemisferio Norte) ya está aquí y las vacaciones depende de cada uno pero también.
Antes de que te lances a por cualquier objetivo o antes de salir corriendo por la recién conquistada libertad, conviene pararse un instante.
Vacaciones como estas sólo hay unas en el año y con el fin de evitar que llegue Septiembre quejándonos de lo rápido que han pasado vamos a pasar un par de minutos pensando en cómo aprovechar el mayor bloque de tiempo libre que tendremos en todo un año. Sólo con esto, ya habremos evitado la primera trampa que podía estropearlas. Además con objetivos claros, son todo ventajas.
Las limitaciones
Empecemos por un poco de realismo. En concreto, hagamos un inventario de aquello de lo que disponemos. La famosa frustración de haber gastado las vacaciones en nada suele llegar en primer lugar de que habíamos sobreestimado lo que son unas vacaciones.
1. Tiempo disponible
Hay dos tipos: días libres y días «relajados». Los días libres son lo que recibimos como vacaciones de la empresa. Los días relajados, son una oportunidad que nos brindan estas fechas. Éstos segundos, son todos aquellos días de trabajo en período de vacaciones que suelen ser de muy poco trabajo. Aprovéchalos bien, porque de éstos podrías conseguir tanto tiempo libre durante y después del trabajo como en varios días de vacaciones.
2. Lastres y compromisos
Esto es todo lo inacabado. Desde una última tarea de trabajo que se prolonga, hasta la compra de los libros del colegio y otras gestiones que no se hacen al principio del año, sino al final de las vacaciones.
Es imprescindible tener todo esto en cuenta porque si te vas a poner un objetivo, sería decepcionante no completarlo por culpa de estos detalles. Y eso sí, aquí jugamos para ganar. Si te propones algo imposible desde el principio, ilusionarte es correr contra un muro.
3. Día a día
Una última condición: tus vacaciones no son para sufrir. Rétate, busca desarrollarte personalmente e incluso persigue esos retos con ambición. Pero si sufres: adiós objetivo. ¿Por qué digo esto? Cuando te propongas una meta o varias, tienes que imaginarte la rutina que tendrás a diario. Si esa rutina no es «de vacaciones» el proyecto tiene todas las papeletas para fracasar, porque en seguida llegará la falta de motivación.
Ponlo a prueba: Evalúa tu situación y limitaciones
Así que poniéndolo en práctica deberás tener en un papel los días de cada tipo que tienes y los lastres con sus estimaciones. Un ejemplo sería:
- Días libres: 1 al 31 Agosto y fines de semana (14) (Total: 45 días)
- Días relajados: Julio (21) y del 1 al 15 de Septiembre (11), [sin fines de semana] (Total: 32 días)
- Lastres y compromisos: 3 comidas familiares, dentista, llevar y recoger niños del campamento, etc. (¡Pero tu lista debe ser exhaustiva!) (Total: 8 días)
Incluye también en lastres/compromisos si piensas hacer unas vacaciones cortas y quieres aislarte de todo por completo o si piensas pasarte un mes fuera pero por ejemplo el día de llegada y de regreso no quieres nada más que hacer el viaje e instalarte.
¿Qué afrontar y qué no?
¡Perfecto ya tenemos la mentalidad que hace falta y un balance de disponibilidad! Lo siguiente es disponer de nuestro tiempo (que ahora ya sabemos cuánto es) lo más inteligentemente posible.
Para eso necesitamos escoger cuidadosísimamente los objetivos que vamos a afrontar. Paradójicamente, si haces un brainstorming de posibles objetivos, verás que se subdividen en dos tipos.
1. Continuistas: mejorar o zanjar
Son sobre dominios que ya conoces, las tareas pendientes, aquello en lo que tenemos el convencimiento de que deberíamos estar actuando de tal o tal manera o que por algún casual siempre hemos querido arreglar pero hasta ahora no lo hemos hecho. Algunos ejemplos: adecentar el jardín, llegar a la forma física deseada o cualquier cosa procrastinada en general.
2. Innovadores: abrir y explorar
Son los que te abren nuevos horizontes, asumen lo que siempre has querido hacer o te permiten llegar a donde la falta de tiempo no te lo había permitido hasta ahora. Algunos ejemplos: hacer malabares, colaborar en una ONG o aprender macroeconomía.
¿Cómo escoger? Necesitas un balance
A este respecto tiene que quedar clara una cosa. Tu verano te tiene que gustar tanto durante el mismo como cuando llegue Septiembre. No es un capricho, es una recomendación.
Cuando optas por dedicar el verano sólo a descubrir cosas nuevas, lo más probable es que incluso lográndolos consigas unos objetivos muy volátiles. Llega Septiembre y estarás como en Junio pero con el lastre añadido de tener que soportar 11 meses más. En el caso opuesto, no se trataría de vacaciones.
El balance no tiene porqué ser 50-50 % sino que lo correcto sería (desde mi punto de vista) juzgar primero los continuistas y decidir después los innovadores. Con la restricción obviamente de que si no me gusta mi día a día con ese planning lo descartaré y volveré a planear, como ya comentaba antes. Así hasta que te sientas satisfecho.
Un momento de reflexión
Hasta aquí esta primera parte. Por lo de ahora tienes un balance importante que hacer.
En primer lugar, evalúa el tiempo disponible. Qué significa verano en tu caso convertido en días libres, en días relajados y cuánto tiempo de ese ya tienes ocupado. Esto es la base de una de las etapas que haremos en la próxima parte: dimensionar objetivos.
Y la segunda tarea que te queda pendiente hasta el sábado es listar tus áreas de responsabilidad, o como yo les llamo: «frentes abiertos». Marcarse objetivos es siempre una decisión entre qué aceptas y qué deshechas. No puedes afrontarlos todos así que cuando en medio del verano estés usando tu tiempo libre, más vale que seas capaz de autoresponderte afirmativamente a la pregunta: ¿estoy haciendo lo que más quiero?
Y ahora, me encantaría recibir tu opinión al respecto. Desde lo que te ha parecido el artículo hasta las dudas que tengas para planificar o tus planes en sí, deja un comentario y lo discutiremos.
2 comentarios
Me ha parecido muy bueno el aporte, ya que generalmente los dias libres son eso hasta para la planeacion de los mismos y en muchas ocasiones tales dias no fueron para nada libres sino ocupacionales en tareas procrastinadas. Creo que ademas de planear un buen ejercicio que tambien comentas en mentalizar, proyectarlo y anticiparnos para sacar el mejor provecho y disfrtutarlos al maximo y sin sorpresas.
Saludos!
Gracias por tu comentario Ricardo. La segunda parte llega mañana y completará lo que a mi juicio es necesario para los problemas que suscito. Y en efecto, uno de los puntos fundamentales del post es que días libres haciendo rutina atrasada es infravalorar tu tiempo. Un saludo a ti también.