Todos tenemos cosas pendientes. De hecho, desde el mismo momento en el que tenemos consciencia para tener ambiciones estas ya sobrepasan nuestra capacidad y tiempo para realizarlas, aún así no me iré por las ramas.
De lo que te vengo a hablar ahora es de esas tareas que sabes que debes hacer. Ésas que necesitas mucho antes de montar cualquier proyecto o que son parte inalienable de tu forma de pensar y de las que has ido evadiendo responsabilidades con truquitos baratos y excusas.
Antes de que el próximo cualquiera te señale y te ponga en evidencia con razón, lucha por salir de tu inercia. Para mí este discurso apunta a un par de cosas muy señaladas, pero para ti puede que sean tres o sólo una.
En cualquier caso todos tenemos como mínimo un reto principal en el que sabemos que hemos fracasado repetidas veces.
Empieza por afrontarlo de verdad y ver tu vulnerabilidad
Por eso hoy necesitas afrontarlo. Por eso hoy necesitas prometerte a ti mismo que lo sacarás. Por eso necesitas también hacer saber a los demás que lo afrontarás hasta el punto de que la victoria sea para ti una auténtica necesidad urgente y que te arriesgues por una vez a llamarte perdedor hasta que lo superes.
Sólo viéndote vulnerable y llámandote cuando pierdas «perdedor» conseguirás el aprendizaje necesario de tu error. Hasta entonces acumularás derrotas sin aprender lo más mínimo.
Así que deja de autoconvencerte de que lo que hacías hasta ahora al respecto era suficiente y enciérrate contra tu obstáculo. Examina tus pasadas derrotas y saca conclusiones. A lo mejor el hecho de haber perdido es simplemente que nunca te lo habías planteado como un problema.
Si lo desentierras, no lo vuelvas a enterrar
A partir de este punto no te toleres rodeos ni cuentos chinos. Sé un jefe severo contigo mismo y no te admitas excusas a pesar de cómo se pueda desarrollar.
Si has fracasado varias veces es porque no era fácil así que prepárate para luchar. Conciénciate desde antes de empezar para que el entorno se colme de imprevistos y mentalízate para un esfuerzo agotador en el que a veces no tendrás ni idea de si existe alguna forma de ganar.
No renuncies a la recompensa
Ahora bien, si aceptas el desafío piensa en los beneficios de verte sin ese lastre. Algo que te ha negado hasta ahora tu incapacidad y tu negación de tener que afrontar este problema.
Esto no es una filosofía válida para todo, pero es así como se afrontan los grandes obstáculos. No te autoconvenzas más de que no necesitas esa solución ni justifiques tu estado actual. Recuerda que yo no he escogido la idea que ronda ahora mismo tu cabeza, has sido tú. Por algo será.
No admitas de ti nada que no sea una victoria en tu lucha por sacar adelante ese problema y piensa sólo en las ventajas que tendrás. Ésa es la fea realidad que nadie te cuenta, pero es la única vía posible para la superación personal.
Yo no te he dicho qué reto afrontar, y el hecho de que seas ambicioso escogiéndolo o no es ya parte del viaje. Sé que la mayoría de retos no son confesables y por ello no te invitaré a comentar esta vez, aunque puedes dejar las impresiones que te apetezcan.
Ánimo y duro con ello, de un desafío así sólo salen victorias.
7 comentarios
inquebrantable el contenido Iago
Me alegro, Santamaria. ¡Muchas gracias 😀 !
lago, en definitiva la manera como redactaste el mensaje es muy apropiado y persuasivo.
gracias muy bueno el aporte.
¡Gracias, Paola! Y bienvenida al blog si es tu primera visita 😉
Espectacular
La sala está en pie, aplaudiendo.
Enhorabuena.
Gracias, Jose Luis 🙂 . Un saludo.
Mi estimado Iago,
Me encantó la pasión con la que has redactado este artículo, esto demuestra un gran interés por compartir la energía con la que tenemos que afrontar nuestra vida.
Estoy convencido de que nadie sabe muchas veces la forma para hacer las cosas y el derrotismo y el «no se puede» es una forma muy fácil de evitar la fatiga, me gustó mucho tu enfoque.
Te agradezco por invitarnos a dar ese extra siempre.
Saludos,
Omar Carreño