El por qué deberías dejar YA de seguir reglas absurdas (como comer 5 frutas al día)

¡Atención! ¡Este artículo está lleno de ironía! Aviso antes de empezar que yo NO defiendo el obedecer ciegamente a reglas sin sentido, sino todo lo contrario.

Es increíble cómo calan algunas reglas

Mi madre siempre me ha dicho que hay que comerse cinco piezas de fruta al día.

Yo me he preguntado muchas veces de dónde lo habrá sacado. Pero si vas al médico, el médico te dice exactamente lo mismo.

Del médico me lo creo, porque el médico tiene bata. Y como dice mi padre, que también es médico: ¡eso está estudiao!

No se puede luchar contra la autoridad.

Es increíble cómo se descontextualizan

La productividad no habla de piezas de fruta, pero sí de cuestiones bastante importantes (de tareas, de prioridades, de fechas límite y de esas cosas).

Y en productividad tenemos reglas tan serias o más que la de comerte 5 piezas de fruta al día.

Si el señor David Allen (el creador de GTD), dice que «hay que hacer inmediatamente todo aquello que lleve menos de 2 minutos» para muchos eso va a misa.

Bueno… él no decía exactamente eso pero era algo por el estilo. Así que mejor aplicarlo a rajatabla que «Deivid» de esto sabe mucho.

A ver yo, aplicar aplicar… aplico a rajatabla mi versión. Porque de la suya no me acuerdo. ¡Pero la aplico a rajatabla! ¡En todo!

Tarea que tarde menos de dos minutos, la hago de golpe. Aunque bueno… quien dice dos… dice cuatro minutillos. Ya sabes. No vamos a ponernos con un reloj. Pero lo dicho: la aplico a rajatabla.

Es increíble cómo nadie las entiende, pero todos las respetan

Si me pones muy contra las cuerdas… no tengo ni idea de para qué sirve la ley de Pareto, no me acuerdo de la idea original de David Allen (repito que todo esto es ironía…) y realmente nunca supe por qué 5 piezas de fruta y no 6 o 4.

Nunca supe tampoco si con 5 uvas basta o si 4 melones se quedan cortos.

Pero lo raro no es eso. Lo raro es que no lo sabe nadie. Y lo más crucial de este asunto es que cada vez que te lo dicen en vez de cuestionarlo, hacemos todos lo mismo: pensar primero en cuántas llevas hoy.

De hecho, me entran ganas de parar el artículo y comerme un plátano, que todavía no llevo ni una fruta hoy y se me está haciendo tarde.

Pero sin rigor no hay eficacia

Ahora permíteme que ponga serio y que afirme, como es normal, que no tenemos por qué tragar con estas falsas reglas.

No solo eso, sino que la sociedad y nosotros mismos ganaríamos muchísima coherencia aprendiendo a cuestionar más. Replicando a este dogma pentafruta con un solemne «Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?»

Como explico con todos los detalles en La Revolución productiva, sin rigor no hay eficacia.

Siempre que nuestra organización nos falla existe una causa. Siempre que metemos una regla tóxica en nuestro sistema abrimos la puerta a errores incomprensibles en el futuro. Por eso hay que ser rigurosos.

Y por eso vale mil veces más un grupito pequeño de reglas que entiendas y apliques bien, que mil reglas ingeniosísimas de gurús increíbles que jamás has llegado a entender.

Las reglas solo tienen valor si cambian algo

Las reglas que tienen valor son únicamente las que cambian algo.

El motivo de la regla de los dos minutos puede que no lo entiendas ahora mismo pero existe y es algo muy preciso. La regla no fue diseñada porque sí, sino porque en un contexto determinado, respetando esa regla, conseguías el objetivo deseado.

Fuera de contexto, esa regla no vale nada. Y así le pasa tanto a a la de las 5 frutas como a todo el resto de reglas del Universo.

Lo importante en productividad (y casi en cualquier orden de la vida) no es tanto respetar reglas, sino lograr el beneficio que persiguen.

Si no entiendes la idea, no la aplicas bien. Si no la aplicas bien, no hay premio al final.

Te recomiendo encarecidamente que digas NO a los consejos infundados

Por eso, si hay algo que quiero transmitirte hoy con este anti-pentafrutismo, es que huyas de las reglas sin fundamento o que no entiendas.

Si tu organización ahora no funciona, probablemente tengan estas reglas mucha culpa.

Un objetivo no siempre debe ser SMART, presionarse con el tiempo es casi siempre más agobio que beneficio y levantarse a las 4 de la mañana no te hace más productivo. Pero sí existen ahí fuera razonamientos reales y tan solo un pelín más complejos que sí pueden cambiar tu vida.

Si quieres un consejo: empieza a cuestionarlas todas.

Para dar ejemplo: voy a hacer un sacrificio

(Aviso: ¡vuelvo a la ironía!)

Para dar ejemplo científico, además, hoy asumiré el riesgo de tomarme tan solo cuatro mandarinas.

Sí, lo sé. No debería jugármela así con mi vida. Puede que me haya vuelto loco, pero tengo que hacerlo.

Cuatro mandarinas. Ni una más, ni una menos. ¡Por la humanidad!

Si me muero, espero que difundáis la palabra de que la regla de la 5ª pieza de fruta no era para tomarla a broma y que mi muerte nos sirva a todos de escarmiento.

Pero si sobrevivo, como me veré obligado a seguir escribiendo sobre productividad en este blog y además puede que tenga razón, tan solo te pediría que compartas este artículo con tus amigos y conocidos para que entre todos dejemos de seguir tantas reglas tontas y empecemos a simplificarnos la vida.

PD: Deseadme suerte. Que parecen grandes las mandarinas…