Si en algo hay que darles la razón a los detractores de la productividad personal es en que: da igual lo bueno que sea tu método de productividad que si no tienes la motivación para llevarlo a cabo, tus objetivos no se alcanzan.
La motivación laboral es necesaria.
Cae de cajón, es verdad. Ya puedes diseñar la máquina perfecta para resolver todos los problemas del mundo, que si no le das energía no va a producir ningún cambio.
Y ahora bien, ¿deberíamos abandonar todo lo que hemos aprendido y tirar la toalla tras semejante afirmación? Por supuesto que no. No deberíamos, porque en contra de lo que solemos pensar:
- Tu motivación NO se gestiona mejor organizándote sin método.
- Tu motivación SÍ es algo en lo que puedes influir.
Pero empecemos definiendo la motivación laboral para entenderlo mejor.
Motivación laboral: Definición
La motivación en el trabajo es cuando, como personas, incentivamos o estimulamos ciertas cualidades para alcanzar nuestros objetivos. Es decir, nos esforzamos más para alcanzar nuestras metas. Es esa fuerza o energía que nos impulsa a conseguir las cosas.
¿Cuándo ocurre esto?
Normalmente, la motivación en el trabajo ocurre cuando:
- Creemos en lo que hacemos.
- Nos lo pasamos bien.
- Existe un buen ambiente de trabajo.
- Aprendemos cosas nuevas.
- Avanzamos en nuestro objetivos.
- Sentimos que somos parte de algo.
- Podemos desarrollar nuestra creatividad.
Beneficios de la motivación laboral
Por lo que hemos visto, cuando realmente estamos motivados, somos más productivos, y esto se traduce en beneficios concretos y resultados para la empresa. Vamos a ver algunos de ellos:
1. Mayor innovación y creatividad
Esto se consigue cuando, como empleados, tenemos libertad para crear y desafiarnos a nosotros mismos. Lo que decíamos en el punto anterior, si creemos en lo que hacemos, querremos demostrar de lo que somos capaces y traducirlo en beneficios para la empresa.
2. Menor absentismo laboral
Si estamos contentos y tenemos una carga de trabajo aceptable, el estrés y la saturación se reducen. Por eso, los buenos líderes se preocupan en la carga de trabajo de sus empleados, así como también en su retribución en consecuencia.
3. Menores pérdidas o cambio de personal
Cuando te sientes bien en un trabajo no piensas en dejarlo, ¿verdad? Normalmente lo contrario, nos esforzamos más por mantenerlo. Este es un claro beneficio de la motivación personal. Cuando se pierden empleados y la rotación del personal es alta existen consecuencias directas, entre ellas, el aumento de costes para buscar a nuevo personal cualificado, la pérdida de productividad empresarial y de talento valioso.
4. Relaciones positivas entre jefes y empleados
Si un jefe conoce exactamente qué motiva a sus empleados, estos responderán mejor. Un ejemplo puede ser comunicar lo que hacen bien y felicitar, en lugar de culpar y castigar. Esto último, se puede cambiar por dinámicas de mejora, trabajo en equipo o formación interna, por ejemplo.
5. Mayor productividad y rendimiento
Aquí entran en juego la eficacia y la eficiencia. La eficiencia mide la relación entre lo mucho que alcanzamos el objetivo y los recursos que hemos usado para alcanzarlo, mientras que eficacia mide el éxito que tenemos en una tarea puntual. Cuanto más motivados estemos, más eficientes seremos, pues nos importará menos dedicarle más tiempo y buscar recursos para alcanzar los objetivos y, gracias a esto, seremos más eficaces, logrando el éxito en nuestras tareas.
¿Eres jefe/a? Consejos para mejorar la motivación de tus trabajadores
Si prefieres conocer técnicas para aumentar tu motivación como trabajador, pasa al siguiente punto.
Según Emily Esfahani Smith, los 4 pilares que dan sentido a la vida son: pertenencia, conexión con algo más grande, propósito y storytelling (la historia que te cuentas de ti misma/o y de lo que haces). Como empresa, jefas, jefes o encargados, tenemos que conocer cómo satisfacer las necesidades de nuestros empleados, la satisfacción de estas necesidades es lo que impulsará la motivación laboral y, en consecuencia, los resultados para la empresa.
Te dejo aquí algunas de las estrategias que puedes seguir para mejorar la motivación laboral de tus empleados si este es tu caso.
1. Involucra a tus empleados, escúchalos
¿Por qué no les preguntamos directamente? Es así de sencillo. Hagamos dinámicas y preguntemos, involucrémonos directamente. Ya solo este hecho cambia las cosas, sentirse escuchados y atendidos. Esto nos lleva directamente al siguiente punto.
2. Preocúpate por conocer a tus empleados
¿Sabías que la hija de Marta tiene una enfermedad y es una de sus preocupaciones principales? Suena duro, pero esto puede pasar y como buenos responsables y humanos, es nuestro deber saberlo. Tanto para cosas positivas como negativas. Se trata de un equipo.
3. Promociona y forma a tus empleados
El sentimiento de aprendizaje y avance es primordial para el aumento de la motivación laboral y la productividad, para sentirnos completos. Además, aumenta el sentimiento de pertenencia hacia la organización, creando adhesión y permanencia.
4. Pon el foco en lo positivo y no en lo negativo
Reconoce los puntos fuertes de tus empleados en lugar de fijarte únicamente en los negativos. Gracias a eso, crecerán en sus funciones y serán más productivos. Si hay una tarea que a Marta se le da mejor y le gusta, ¿por qué no fomentar la destreza que tiene en esa tarea en concreto?
5. Remunera a tus empleados como se merecen
Para ello tienes que tener en cuenta no solo el cumplimiento de objetivos, sino la responsabilidad de su puesto de trabajo, la formación, los resultados y la experiencia que aporta, tanto a los resultados de la empresa como al equipo de trabajo.
7 técnicas para aumentar tu motivación laboral como trabajador/a
Es verdad que la motivación es un sujeto bastante incontrolable pero por lo menos tengo 7 técnicas que pueden resultarte útiles para aumentar tu motivación en el trabajo. No se trata de usar siempre todas sino de usar la correcta en cada situación:
1. Trabaja tanto como puedas en cosas que te interesan
La primera y mayor razón por la que no trabajamos motivados es porque lo que hacemos no es de nuestro agrado. Es tan simple como eso. La mayor batalla por la motivación se libra decidiendo qué aceptas hacer. Así que primera regla: acostúmbrate a cuestionar lo que haces y lo que te pidan. La triste verdad es que mayoría de la gente ni lo intenta.
2. No tengas miedo de rectificar
Cuando pase el tiempo y te des cuenta de que un de los objetivos que tienes actualmente no es en realidad lo que te interesa no tengas miedo de cambiar. Mucho más estúpido sería seguir haciendo lo que no quieres que admitir el error previo.
3. Mantén siempre en mente el por qué haces algo
En tu cabeza se forman caminos lógicos. Yo quiero irme de viaje, pero para irme de viaje necesito dinero y para ese dinero, necesito trabajar. Si olvido el que me encanta irme de viaje cada hora de trabajo es un absoluto sufrimiento. Moraleja: apúntalo si hace falta, pero prohibido olvidar la razón por la que haces algo que no te apetece. ¿Y si no hay razón? Exacto, lo correcto es no hacerlo.
4. Intercambia lo que se te da bien por lo que no
Hay cosas que te molestan y te cuestan menos que otras. El psicólogo Denis Reagan demostró en 1971 que el hecho de hacer favores a otros crea en ellos una necesidad de devolver el favor, incluso si el favor original no era solicitado (Reciprocity principle, en inglés). Así que ofrece tus capacidades a otros, te crearás con esto una red de entreayuda con mucho potencial.
5. Reorienta un poco tu trabajo si es necesario
El camino de A a B más corto es la línea recta, pero no necesariamente el más rápido. Si algo no te motiva, cámbialo en parte. Puedes convertir, por ejemplo, la redacción de un documento en la excusa para aprender e informarte sobre temas anexos que te interesan. Mayor motivación implica mayor velocidad y acabarás antes a pesar de requerir más trabajo.
6. Crea indicadores y míralos una y otra vez
Las estadísticas enganchan. Especialmente en proyectos a largo plazo, es fácil creer que por perder un día no pasa nada. La solución: contar individualmente el resultado de cada día a través de un indicador bien diseñado. Comienza por lo simple (como monitorizar el peso durante una dieta), pero hazlo cada día y lleva una gráfica. Empezarás a identificar qué contribuye y qué no en seguida, y acabarás por convertir tu reto en un juego.
7. Búscate a alguien que comparta tus problemáticas
No puedes experimentar todo por tu cuenta, pero sí puedes compartir tus resultados con otro (uno o más) que compartan tus objetivos. Intentar resolver algo en comunidad es genial porque algunas soluciones las encontrarás pasivamente.
Conoce aquí el top 5 de expertos a los que seguir para sentirte motivado/a en el trabajo.
¿8? ¿9? ¿10…?
Guárdala, imprímela o cópiala en tu agenda, pero asegúrate de que tendrás esta lista delante cuando la necesites.
Ahora que conoces mis técnicas preferidas sobre motivación laboral, me encantaría saber cuáles son las tuyas, tanto como empleada/o o responsable. Si tuvieras que escoger una y sólo una: ¿qué técnica empleas para acelerar tu ritmo cuando una tarea no te apetece inicialmente? o ¿qué técnica emplearías para fomentar la realización de esa tarea por parte de un empleado?
Y recuerda, si te gusta esto de la productividad, te dejo aquí mi guía gratuita «¿cómo puedo organizarme?», estoy seguro de que te gustará.
15 comentarios
Cómo siempre, gracias por compartir tus aprendizajes. Mi motivación y yo, en términos generales no nos la llevamos bien. Pero algunas veces logro hacer tregua y consiste en un estado profundo de meditación y en imaginar lo gratificante de la tarea terminada. Un abrazo desde Med – Col
¡Gracias a ti Carolina! por pararte a comentar tras cada artículo :). Es un placer compartir contenidos sabiendo que resultan productivos y sobre tu relación con la motivación, vas por buen camino. Para las tareas involuntarias que tenemos que hacer lo correcto es exactamente eso, imaginar el beneficio de haberlas terminado. ¡Sigue apostando por esa vía! Un saludo.
Ya son cuatro años siguiendo tus recomendaciones y si bien sigo en pañales en asuntos de productividad, considerando mi tensa relación con la motivación, las técnicas recomendadas por vos, representan los nutrientes de mi productividad como semilla que comienza a germinar. Saludo desde Med – Col.
Muchas gracias por el consejo antes no entendia que era motivarse hasta que un dia me puse una meta era comprarme mi carro porque mi jefe tenia uno y dije si el tiene porque yo no de hay nacio la motivacion de trabajar duro cada dia que salia por la calle a vender mi servicios decia muy pronto mi auto y asi lo consegui gracias al esfuerzo y mi motivo el auto y lo consegui y eso me iso tan feliz y comprovar que si se puede todo esta en la mente
Ahora entiendo por qué me ha ido tan mal en estos últimos años, ¡he perdido de vista mis objetivos! Gracias por este artículo, Iago, no tienes idea de cómo me has aclarado la mente.
Buenos días. Primeramente te felicito por el articulo es excelente, para mi la técnica principal para conseguir motivación es recordar la razon por la que hago las cosas, aunque considero que si algo no te motiva debes buscar la manera de dejarlo de hacer, tal vez no de inmediato, pero si de manera progresiva o si no es posible dejar la actividad, buscar otros formas de realizarlo de manera más rapida sin menoscabo de los resultado. Otra forma de motivarme de realizar cosas que no me agradan o sencillamente no son mi fuerte, es investigar sobre la consecuencia o el impacto de la actividad a desarrollar en mi vida y en el entorno en que me desenvuelvo me resulta. Porque al vi lassualizar posibles consecuencias de no realizar la tarea, me hacen tomar energia y seguir adelante para culminarla…..esta es mi humilde opinión, espero que mis técnicas sirvan de aporte a este excelente articulo…Saludos
Muchas gracias David por tu comentario!
No podemos pretender que el entorno nos motive si nosotros no hacemos el esfuerzo de motivarnos a nosotros mismos primero.
Como siempre, un artículo excelente maestro.
Exacto Daniel, y muchas gracias por detenerte a dejar tu opinión. ¡Un saludo!
¡Gracias a ambos por vuestros comentarios!
Iago:
Todas técnicas válidas. Creo que cuando uno carece de motivación la clave es hacer un poco de instrospección y revisar los valores personales. Tienes que tener en claros los motivos de porqué haces lo que haces. Tienes que hacerte las preguntas correctas.
Una de las preguntas que más me impresionó en ese sentido fue la de Steve Jobs: «Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que estoy a punto de hacer hoy?»
Es una pregunta poderosa, porque te lleva a cuestionarte con fuerza enfrentándote a una imagen disruptiva en tu vida.
Stephen Covey en su libro «Los 7 hábitos de la gente efectiva» te lleva a hacer otro ejercicio importante: «Imaginate delante de tu tumba, y piensa que te gustaría que dijeran cada uno de tus seres queridos sobre tí».
Cuando falta motivación, hay que revisar objetivos, metas, visiones. Como quieras llamarlo.
Un abrazo
JC
Aunque suene absurdo, a mí me va bien hablar con alguien sobre la tarea en cuestión, pero, ojo, hablo de la tarea como un objetivo en proceso o casi conseguido (aunque esté en los inicios o planificado simplemente en mi cabeza). Digamos que se lo vendo a otra persona para que esta, con sus palabras, acelere el proceso de desarrollo. «Uséase», busco motivación extrínseca, de fuera, cuando la propia falla. Siempre me ha funcionado. Las expectativas que generas en los demás (personas siempre de confianza) te obligan a seguir adelante, incluso cuando a estas les «refanfinfla» miserablemente tu proyecto. Compartir verbalmente las tareas desde una perspectiva optimista, como un publicista o comercial y no como un pesimista redomado, puede hacer que se acelere la productividad, primero porque, en cierto modo, te las estás volviendo a vender a ti misma/o y en consecuencia recuerdas tu objetivo último, el porqué de tu esfuerzo, y segundo porque te puede servir para repasar o enmendar tu «plan de ataque». Una puesta a punto colectiva.
De las ideas que has mencionado me quedo con la 5, con la de buscar otros caminos, puede que no los más lógicos a priori, pero sí los más motivadores. A veces, como dices, el camino largo es el más ameno y por lo tanto el más corto. La 7 también es importante, claro, porque escuchar a otros abre la mente, la vuleve creativa y la creatividad y la productividad, al menos para mí, van de la mano.