Cuando estás sobrecargado no hay duda. Ahí o mueves el pompis rápidamente o no llegas a tiempo a mil cosas.
Pero, ¿qué pasa con esos ratos muertos en los que parece que no tienes ninguna urgencia?
¿Qué pasa con esas tardes de domingo tras comer en las que verse una película o verse tres parece que da igual?
En concreto me refiero a ese momento en que acaba de terminar la primera peli, cuando levantas un poco la mirada, sabes que no tienes nada que hacer y te dices a ti mismo: Bah… ¡da igual! y vuelves tu atención hacia la tele.
Pero, ¿qué ha sido eso? ¿Es cosa mía o en una milésima de segundo somos capaces de condenar unha hora y media? ¿Como que «da igual»?
Por si quedaba alguna duda, por supuesto que no da igual. Y vamos a tocar lo grave del asunto.
Tienes tiempo libre… ¡tiempo libre!
No da igual verse otra peli porque ahora es cuándo. Este es el momento que llevas esperando tener toda la semana.
Cuando hacías la lavadora, cuando te levantabas de madrugada, cuando trabajabas la semana entera, lo hacías para poder disfrutar momentos como éste. ¿Por qué no lo estás aprovechando al máximo?
De aleatorio nada
Las razones principales por las que tu cabeza está dispuesta a aceptar un plan tan cutre son tan evidentes como ácidas:
- No tienes una idea mejor de qué hacer
- Lo que tendrías que hacer no te motiva suficiente como para preferirlo al sofá
- Lo que te encantaría de verdad ni siquiera figura entre tus objetivos
- Lo que te apetece de verdad te da miedo o lo ves irrealizable
Todos tenemos algo que nos apasionaría hacer. El problema es que te ves tan lejos de esas cosas que reduces tus opciones a lo que piensas que puedes completar. Y ahí sí que es lógico. Yo también prefiero, entre esas dos, el sofá a trabajar en un objetivo que me da bastante igual.
Necesitas un objetivo ilusionante
¿Sabes lo que te levanta de la cama un domingo a las 7? ¿Sabes lo que logra que evites interrupciones totalmente inútiles? ¿Sabes lo que te sacaría realmente del sofá?
Un objetivo genial.
Un objetivo singular e ilusionante que tan solo con la posibilidad de que se haga un día realidad merece la pena ponerse a ello.
No tiene por qué ser extravagante pero tiene que poder llenarte cuando lo logres, mientras lo intentas y ser tan motivante que merezca poner casi todo a un lado con tal de poderlo intentar.
El sofá le gana a la rutina pero el objetivo genial le gana al sofá. No tienes dos opciones, tienes un mundo de ellas.
Un objetivo genial es algo que sale de lo común y por el que merece la pena pelear. Para unos es cambiar de profesión, para otros abrir una tienda, para otros convertirse en lo que quieren ser. Cada uno tiene el suyo. Está ahí, aletargado, esperando. Necesita que le sacudas el polvo, te dejes de distraer con la rutina y te pongas con él en serio.
Sobrepasa el miedo y ponte un objetivo genial
Voy a ser sincero contigo, haciendo una rutina de objetivos basura somos de lo más ineficaces. Estamos tan habituados a verlo que lo consideramos normal pero es así.
Peleando por un objetivo genial, esto no pasa.
La única cosa que necesitas es poner el objetivo genial sobre la mesa. Una vez superado el miedo que supone afrontar algo que no sabes ni por dónde empezar, desencadenas un efecto bola de nieve.
Ya podrían ser las 23.30 de la noche y estar todo puesto en tu contra que si ves la más mínima esperanza de lograrlo te las arreglarás para hacerlo realidad.
A cada esfuerzo el siguiente se justifica más y a cada victoria te das cuenta de que si no lo habías logrado antes no era por imposible sino por no haberlo intentado de verdad.
Un mantra para siempre
Por eso me contento con que te vayas hoy del blog con una idea en mente: no da igual.
- No da igual sentarse en el sofá o hacer una lluvia de ideas sobre lo que quieres hacer con tu vida.
- No da igual padecer la rutina que anticiparse a ella y construir en tus ratos libres lo que quieres de verdad.
- No da igual una pequeña acción más o menos porque todo gran objetivo se construye a base de pequeñas acciones.
Y el día que hayas alcanzado tus objetivos, tengas el trabajo de tus sueños, hayas salido ahí fuera a disfrutar de los mil millones de oportunidades que la vida te ofrece y alguien en bata desde el sofá te diga «Jo, ¡no sé cómo lo haces!» espero que le transmitas claramente que todo empieza por convencerte de que no da igual.
¿Opinas tú lo mismo?
18 comentarios
Muy interesante tu artículo. Animas con tus palabras a levantarte del sofá y poner a trabajar en los proyectos.
¡Muchas gracias, Julia! Lo importante es encontrar ese objetivo cuanto antes, porque todo se ve diferente cuando tienes algo ilusionante por lo que activarte.
¡Un saludo!
Muy buen post Iago.
Nuestras acciones y proyectos han de tener un propósito. A partir de ahí todo empieza a tener sentido. Si cada vez que capturamos cosas, al procesarlas nos hiciéramos la pregunta mágica, ¿Que es? Y respondiéramos en base a nuestro propósito, otro gallo nos cantaría.
Muchas gracias Cruz.
La verdad es que al principio pensaba que esto de la productividad daba solo para hacer lo que tienes que hacer. En la dinámica de «procesar y completar» lo que se me ocurre.
Ahora me doy cuenta de que es imposible para alguien que no tenga un cierto nivel de productividad, el ponerse a pensar de manera seria en objetivos que vayan más allá. Si estás ahogado con lo cotidiano es difícil arrancar proyectos fuera de lo común.
Paradójicamente, ahí es donde se encuentra el óptimo de eficacia y el óptimo de productividad. No hay nada más productivo que hacer exactamente lo que más valor tiene para ti 😀
¡Un saludo!
Gracias, me has levantado del sofá, saludos desde Colombia.
Me alegro, María 🙂 ¡Un saludo!
Muchas gracias por este post. Tienes toda la razón del mundo: es una pena perder tanto tiempo en no hacer nada cuando hay tantas cosas maravillosas por hacer.
De nada Juan. Me alegro de que te haya gustado. ¡Un saludo!
Me ha encantado tu post. De hecho todo el blog habla de cosas de productividad pero no sólo son técnicas, hay un transfondo hasta psicológico y has dado en el clavo muchas veces.
Hace 5 años decidí cambiar de carrera, estudiar una cosa muy diferente a lo que lo había estudiado (con título y todo) con miras de hacer una carrera científica. Aún no lo consigo, estoy a punto de acabar esta segunda carrera, quiero hacer maestría, doctorado, seguir estudiando hasta que me muera.
El hecho de verme ya como doctora, dedicándome a descubrir cosas me motiva, ese es mi objetivo genial, pero como dices «es ese que cancelamos automáticamente» y me retraigo y pienso que eso no es para mí o no me lo merezco o que no tengo los suficiente talento o que debería haber empezado más joven, blablablabla. Y precisamente en ESOS momentos de pensamiento negativo es ¡cuando me tiro al sofá!De verdad, ya me lo había detectado. Por eso te digo que diste en el clavo. Es así, me cruzo de brazos y procrastino muchísimo a pesar de que las actividades que hago me gustan mucho. Es curioso, me gustan pero procrastino porque siento que no lo merezco…y ese objetivo se hace más inalcanzable.
Muchísimas gracias por mantener actualizado este blog y tan bien organizado
Saludos desde México
Hola, Dulce ¡Muchas gracias!
Resulta casi imposible mantenerse al máximo nivel de motivación constantemente pero si ya tienes tu objetivo perfectamente identificado y además es algo que te motiva tanto, no me cabe duda de que tus momentos de «dar todo igual» serán muchos menos que la gran mayoría de la gente. Y si pierdes de vista el por qué tu objetivo es tan motivante, no hace ningún mal replanteárselo de vez en cuando. O bien lo recordaremos para volver a refrescar por que era tan interesante o bien nos lo replantearemos afinando allí donde sea necesario.
Un saludo y nos leemos por el blog 😉
En cuanto a esto, tengo un problema; de hecho, creo que es el problema más gordo que tengo en cuanto a productividad, que me mina la moral y también el autoestima: tengo un objetivo ilusionante y me encantaría ponerme con ello; de hecho, a veces lo consigo, pero la cuestión es que mi meta precisa de los mismos recursos y del mismo tipo de energía que gasto durante la semana y cuando tengo tiempo no puedo, no es que no quiera, es que mentalmente no puedo, porque exigiría estar conectada siempre a lo mismo y la fuente de energía está al 0%. Y así es que voy barriendo objetivos mas pequeños, más ilusionantes si cabe, no porque realmente lo sean (que ni de coña!), sino porque me permiten descansar y desarrollar otras facetas de mí misma; son objetivos… Kit Kat, de descanso, que se pueden alcanzar movilizando la parte de tu maquinaria que no está a punto de rebentar.
En cuanto a lo de la película, hay veces en que me siento muy mal por dejarme llevar y caer en el «sofing», pero es que el cuerpo, la mente no da para más y por mucho que quiera ser proactiva e innovar y hacer mil cosas… estoy agotada. Creo que la gente lo llama descanso, yo lo llamo «asco de tiempo perdido en que tengo que estar recargando baterías; ¿por qué no seré un robot?».
En fin: Ayyyy,!cómo me toca la fibra este tema!
Hola Iris
Cual es uno de tus objetivos?
En lo personal, también caigo mucho que lo que Iago comenta, en lo que tu comentas.
A lo largo del tiempo he probado muchas maneras de organizarme, y a estas «alturas», ya sé que me funciona.
Lo que mejor me funciona para avanzar en mis proyectos y estar mas enfocado, es levantarme muy temprano, 5:00 de la mañana e irme a la cama a eso de las 10. No fallar, en fines de semana, ni días festivos.
Pude sentir como el hábito se iba formando, y como mis proyectos iban avanzado.
Entonces regresaré a eso que me funciona.
Saludos
Hola Arturo!
Pues mira, mi objetivo es escribir un puñetero relato corto (¿se permiten las expresiones expresivas «puñetero»? xD). Voy por la página 13 y mi guion dice 30. Llevo con esto casi un año. Mi problema: que doy clases siete horas al día y otras tres estoy corrigiendo y preparando material (soy nueva en el colegio, estoy preparando a gente para el acceso a la universidad, con posibilidad de que me hagan fija y requiere de mucho esfuerzo). Si le sumas el tiempo que le dedico por salud mental al deporte (tres horas y media-cuatro a la semana), que soy yo la que básicamente lleva el peso de las tareas de la casa (cuando puedo), que canto de vez en cuando en bares y estoy metida en agún que otro proyectillo que también me motiva… no tengo tiempo. Y no lo tengo no porque físicamente no lo tenga, que lo podría buscar restándole horas al sueño, sino porque escribir un relato requiere de las mismas herramientas de las que estoy tirando todo el día, del lenguaje, de la palabra, del no parar cognitivo y llego al ordenador con las palabras muertas y el cerebro fundido. Y aunque intento priorizar objetivos por semanas o meses, no lo consigo.
Los fines de semana ya me despierto temprano, sobre las 8:00 para adelantar cosas (casa, materiales, gimnasio…), pero siempre termino trabajando preparando materiales, corrigiendo y, sinceramente, el cuerpo también tiene que descansar y desconectar (resetear y liberar disco duro). Lo que pensé es esperar a verano; en junio espero contar con más tiempo para dedicarme a cultivarme intelectualmente y a conectar de nuevo con mi faceta más creativa. De momento, no puedo. Y de verdad, si le resto tiempo al sueño muero, porque ya me quedo muerta a veces a las 21:30 con un coma cerebral que me dura hasta las 7:00 del día siguiente.
Mi problema es querer hacerlo todo y considerar prioritario todo (excepto las labores del hogar): el trabajo es prioritario (lo que más, por encima de lo personal incluso), el deporte es prioritario para no enfermar, el cantar también lo era hasta hace un par de meses porque me daba dinero pero lo dejé. Buf, en fin, saturación. Y cuando no me pongo a escribir en los tiempos libres me enfado conmigo misma y me culpo, pero es que… necesito descansar, sentarme en el sofá, abrir la boca y permitir que me imbuyan absolutas estupideces los de la «caja tonta».
En fin, graciñas por escuchar, ya me desahogué 🙂
Hola Iris,
Te entiedo! Suerte con tus proyectos.
Te dejo el siguiente link:
http://chocobuda.com/category/minimalismo-2/page/2/
y te recomiento leer:
Beneficios de una vida minimalista
Saludos
Gracias, aunque no sé si el minimalismo mental en cuanto a metas y a ambiciones encajará con mi personalidad. Sería maravilloso sentirse bien con una misma sin tener que demostrarse nada cada día, pero también sumamente aburrido. De todos modos, acudiré a esta forma de pensamiento cuando me ponga muy sátira conmigo misma. Gracias, de verdad. Un abrazo.
Hola Iago
Esto que acabas de escribir, realmente me movió el «tapete», como decimos en México, y me hace poner varias preguntas en mi cabeza.
El punto aquí ahora, es como llevar a mi mente a otra sintonía, y hacerla comprender que definitivamente no da igual.
Como punto inicial estaré trabajando en mis objetivos, nuevamente.
Dos preguntas:
En tu caso, cual es uno de esos objetivos geniales? y como llegaste a este tema?. Te pregunto esto último, porque hay cosas que están sucediendo en nuestras vidas, y realmente, a veces no se ven a menos que alguien te lo diga o por observaciones propias tu termines descubriéndolo.
Hay cosas que una persona tarda años, o incluso todo la vida y no llega a descurbir esos patrones que la rigen.
Gracias por poner este tema en la mesa.
Hola Arturo,
Los objetivos geniales son esas cosas que realmente inspiran. Que si fuesen reales serían simplemente tan geniales que no te puedes creer que las estés logrando.
Uno de mis objetivos geniales por ejemplo ha sido el escribir el libro. Es motivante llegar a casa cansadísimo tras un día de trabajo y que se te carguen las pilas inmediatamente solo porque por fin estás en casa y ya puedes continuar escribiendo y revisando. Es otro mundo. Cuando trabajas en un objetivos así te automotivas solo, apartas todo el resto porque realmente lo quieres acabar. Cuando vez que avanza le aprietas más y más porque no te puedes creer que estés haciéndolo realidad y cuando levantas la mirada te das cuenta de la hora que es porque se te va el tiempo volando.
¿Cómo llegué al tema? Muy sencillo, el libro significaba mientras lo escribía la piedra angular para meterme de cabeza de camino al estilo de vida que quiero llevar. No sólo era un objetivo aleatorio cualquiera, era una pieza de un proyecto mayor así que cada página y cada retoque me acercaba cada vez más de hacerlo realidad.
La verdad es que es todos conocemos esos objetivos geniales que nos gustaría perseguir, porque simplemente son los que nuestra mente tacha inconscientemente antes de escribirlos en papel.
Date un respiro, piensa con calma y que no te dé miedo ponerlo sobre la mesa. ¡Ánimo Arturo!
Entiendo, sé de que hablas, pues lo he sentido; Estoy de acuerdo contigo.
Gracias