Cuando miras a tu día a día y no se traduce en lo que quieres que sea, es que tienes un objetivo por delante, el de adaptarlo.
A veces simplemente la motivación inicial se diluye y nos inunda el derrotismo incluso cuando estamos luchando por nuestros propios objetivos. Aquí hay ciertas cuestiones que lejos de ser filosofía barata deberías pararte en ellas al menos una vez y tener las conclusiones bien claras y grabadas en la memoria para cuando haga falta tomar decisiones de verdad.
1. Revisión de objetivos: algo ha cambiado
Si atraviesas mínimamente un estado similar deberías tener la capacidad de reaccionar. Para ello periódicamente, y en la escala que mejor se te adapte (semanal, mensual, anual) deberías revisar tus objetivos.
Un pensamiento bastante generalizado en la actualidad es el de trabajar para en un futuro haber alcanzado resultados y esto es en todos los niveles completamente erróneo.
Si realmente quieres sacar grandes proyectos adelante porque te consideras un emprendedor, entonces lo que te gusta es emprender. Dicho de otro modo: en cuanto termines con tu objetivo actual buscarás de inmediato el siguiente. Así que si te consideras emprendedor y quieres un consejo: «No vale más la satisfacción del futuro que la satisfacción actual».
2. Luchar por viejas ideas: reoriéntate
También se puede perder la motivación cuando te inunda la sensación de estar luchando por viejas ideas. Como si ya no fuesen tuyas o el proyecto que desarrollas actualmente, incluso terminado, no tendría el efecto deseado.
¿Es esto un fracaso? ¿Si el proyecto no se acaba significa eso que no valgo para esto? ¡Para nada! Recuerda la motivación que tenías cuando lo empezaste y cómo te realizaba el hecho de estar dando los primeros pasos. Al principio no percibías ese mismo proyecto como lo percibes ahora, de ahí el problema.
Puede que no hayas fundado una gran empresa como esperabas o que tu idea se desplome en cuanto tú te vayas pero, una vez más, lo que necesitas no es llegar al final de la carrera sino ser capaz de disfrutar a cada metro. Así que si tus proyectos dan sus frutos mientras los trabajas estarás en el camino correcto tanto si llegan a completarse como si no.
Si tu ambición se transforma en las cadenas de las que huías cuando empezaste con tu proyecto, reorientar tus objetivos será la opción correcta. Y eso pasa inexcusablemente por ser capaz de admitirlo llegado el momento.
Evita ser impulsivo para no dinamitar tu trabajo de meses o años, pero ten el valor de reorientarte cuando sea necesario. Y si esa idea salió de ti, probablemente no tengas que cambiar de proyecto sino adaptarlo a tus nuevas inquietudes y admitir que sus objetivos evolucionan del mismo modo que tú lo has hecho.
3. Trabaja en cada momento, en lo más atractivo
Es tu proyecto y ahí el jefe eres tú. Tienes que portarte con él como un multimillonario caprichoso y hacer en cada instante únicamente aquello para lo que te sientes motivado. De otro modo serás un tipo mediocre haciendo un mal uso de sus recursos y capacidades.
Así que haz sólo lo que te gusta y exporta el resto. Sobra decir que esto es una ley constante si tu proyecto es sobre un hobby o sirve para ocupar tu tiempo libre.
Para afrontar grandes retos y no convertirte en un esclavo de tus propias ambiciones empieza por diseñar un camino desde tu estado actual a otro mejor en el futuro pero siempre en pendiente positiva.
No son gráficas exactas pero lo único a retener es que si quieres completar el proyecto debes ir siempre a mejor. Encontrar un camino así es posible.
Además te aconsejo que si quieres ver algo terminado, ten en cuenta que es al principio cuando más motivado estarás y trabajo puedes asumir. Pero que del mismo modo, con el paso del tiempo tu motivación puede verse afectada si no le das las alegrías suficientes (por eso la gráfica verde es el óptimo).
4. No lo olvides cuando escojas tu siguiente proyecto
De este artículo como de todos no espero memorizaciones y relecturas, sólo me gustaría que una idea cuaje y que sepas tenerla presente cuando esté de actualidad. Y eso son dos tipos de momentos:
El primero, que negocies con tu agenda un evento periódico que te permita la frecuencia necesaria para reevaluar si tus objetivos te motivan y actuar si fuese necesario.
El segundo es cuando abras un nuevo proyecto. Cuando definas sus objetivos imagínate su día a día como una variable importante para su éxito y acuérdate de que emprendes porque te gusta. No vayas a ser tú mismo el que te carga de trabajo indeseado.
Si lo quieres ver acabado, traza al menos un camino que tenga siempre pendiente positiva. Si los actuales no te traen una rutina que disfrutes a diario es quizás el momento de reaccionar. Tengo una pregunta para ti, ¿alguno de tus proyectos ha pasado de motivador a esclavizador?
5 comentarios
Siempre se presentan esos bajones de animo, solo queda pensar que ya pasara, aunque mucha gente prefiere salir a tomar unos tragos.
Me gustò mucho el artìculo, y ya te sigo en Twitter, ciertamente esta es una cuestiòn que toca a practicamente todos los emprendedores en general, llevo once años, coordinando una red de micro empresas y se lo cierto de Tu comentario. Si me das permiso, me gustarìa socializarlo a traves de mi radio càmara a nuestra red con menciòn de Tu blog, por supuesto.
Un saludo cordial,
Raùl F. Alesanco
Trelew, Chubut, Patagonia Argentina
Hola Iago,
Muy buen artículo, considero que tu apreciación del concepto de emprender nos lleva a buscar siempre nuevos retos y cambios positivos que nos ayuden a crecer y mejorar, hay etapas en las que dejamos de sentirnos conformes y vale la pena buscar nuevos horizontes, excelente esquematización del concepto.
Saludos,
Omar Carreño
Bueno Iago, este post sí que lo siento cercano a mi. Si realmente hoy en día me siento algo, con independencia de mi formación y vida profesional, es emprendedor. He ganado dinero por diversas cuestiones, ya sea por mi cuenta o por cuenta ajena, debido a mi formación profesional o no. Nunca me he sentido experto en ningún área pero lo que sí que me considero es EMPRENDEDOR.
La sensaciones que describes las he sentido, en su mayoría, en alguna ocasión… las buenas prácticas que recomiendas pueden ser válidas si sólo llevas para delante un proyecto, pero… ¿has contemplado ese escenario? ¿cómo gestionar tu tiempo entre varios proyectos si ninguno de ellos es esclavizante pero los hay más motivantes que otros?
Hola Manuel, muy buena pregunta. Con el artículo pretendo hacer hincapié en la idea de que si te gusta emprender, entonces disfruta de tu día a día. Aplicado al caso por el que preguntas lo más próximo lo he dicho en el punto 3: «Trabaja en cada momento, en lo más atractivo».
La situación que me describes es demasiado genérica como para dar soluciones absolutas pero el modelo al que intentaría tender (el ideal) sería seleccionar de entre lo que pasa por tus manos a diario aquellas tareas que te motivan más como para llenar el día. Estarás trabajando el mismo número de horas pero asumiendo aquello que te motiva.
Los únicos proyectos no motivantes que puedes asumir son aquellos que por compromiso debas llevar a cabo, y aún así, asegurándote de que el balance global compensará.