Cuando yo empecé a investigar y aprender de coordinación de objetivos, lo hice porque la vida nos mete en situaciones que lo hacen necesario.
Por ejemplo: qué es más importante, ¿mi vida personal o mi vida profesional? Qué hago, ¿irme a China de director de agencia o quedarme y casarme con mi novia de hace un año? Con ese tipo de dilemas te das cuenta de que no tenemos ni idea de cómo se hace.
Ahora, cuando me preguntan cómo decidir en estas situaciones y explico los conceptos de base, no sé por qué, pero casi siempre me frenan antes de acabar y casi siempre se trata del mismo debate.
Pero voy a contártelo como si tú también quisieses aprender a coordinar tus objetivos. A ver qué pasa…
Concepto 1 – Espiral objetivos-estrategias
El primer concepto necesario para aprender a coordinar objetivos es lo que yo llamo la espiral objetivos-estrategias que es un básico generalmente desconocido.
Esta «espiral» es el fenómeno que se da cuando, para abordar un objetivo, diseñas una estrategia y ésta da lugar a nuevos sub-objetivos (que a su vez necesitan cada uno una estrategia y así sigue la espiral…).
Por ejemplo, tomemos el objetivo «tener buena salud».
A este objetivo podríamos asociarle una estrategia de descomponer ese gran objetivo en «tener bien la dentadura», «llevar una dieta equilibrada» y «no estropear la vista». A su vez, para cada uno de estos tres sub-objetivos tendríamos que decidir qué plan ponemos en marcha para alcanzarlos.
La espiral objetivos-estrategias no para de dar vueltas hasta que no queda ningún sub-sub-sub…objetivo sin estrategia y que las últimas estrategias están todas completas. Las últimas, forzosamente, deben ser muy simples resolviendo objetivos muy pequeños con un par de tareas.
Concepto 2 – Objetivo vital vs objetivos “champiñón”
La segunda cuestión para poder decidir entre ir a China o casarte (sin tirar una moneda al aire, claro 🙂 ) es saber cómo nacen tus objetivos.
En general, hay dos grandes formas de marcarte objetivos:
- Cada vez que te apetece marcarte un objetivo, te lo marcas (objetivos champiñón) o bien,
- Tienes un objetivo único en la vida (objetivo vital) y de él surgen todo el resto con la espiral objetivos-estrategias que acabamos de ver
Los objetivos champiñón les llamo así porque surgen de la nada cuando te los planteas y están totalmente desconectados. Los objetivos champiñón son imposibles de coordinar porque no tienes un criterio imparcial para decidir con cierta lógica cómo resolver un conflicto de recursos, tiempo o simplemente decidir cuándo vas a renunciar a uno para concentrarte en el otro.
Para detectar en cuestión de segundos si un cliente tiene objetivos champiñón o un objetivo vital basta con pedirle que me dibuje un esquema de sus objetivos. Y luego comparo a mi chuleta:
El tener un objetivo vital es normalmente un signo de madurez productiva. Las personas que son capaces de relacionar todos sus objetivos, ya se han planteado y han resuelto muchas preguntas.
(Por cierto, yo aquí te cuento la parte que me interesa de cada concepto para no irme por las ramas. Pero si quieres aprender más sobre sobre esto, cómo se hace cada etapa y cómo converger hacia objetivos coordinados, tienes cada concepto muy bien explicadito paso a paso y con detalle en la revolución productiva porque el libro está escrito justamente para enseñar técnicas como esa.)
Cuando tienes un objetivo vital coordinar estrategias es más fácil porque a ti te da igual sacrificar un sub-objetivo. El único objetivo que te importa realmente es el principal y si un sub-objetivo es inalcanzable siempre puedes cambiar de plan y buscarte nuevas opciones sin dañar lo que más te interesa en la vida (tu objetivo vital).
¿Quiere todo el mundo ser feliz?
La gran cuestión con la que me frena todo el mundo mi explicación sobre cómo se coordinan los objetivos es que: ¿acaso existe gente en el mundo que no quiera ser feliz? ¿No es ese el objetivo de todo el mundo?
O puesto en imagen:
Y ahí… ahí tocamos una fibra importantísima de la productividad personal. El objetivo último que deberíamos perseguir.
Yo ya te adelanto que no tengo pruebas de que todo el mundo quiera ser feliz. Y ya sabes que no me gusta decir nunca nada que no pueda demostrar ni argumentar.
Los modelos de objetivos (champiñones y vital) existen. La espiral objetivos-estrategias se da. Mucha gente me ha confirmado que su objetivo en la vida es «ser feliz». Y, aun así, todavía no puedo afirmar que todos los seres humanos del mundo quieran ser felices. Mucho menos todavía, que lo estén intentando alcanzar.
Por eso, como yo aún no tengo respuesta y ahora que te he explicado las bases de cómo nacen los objetivos, te paso la patata caliente: ¿tú qué opinas? ¿Quiere o no quiere todo el mundo ser feliz?
Ps… hazme un favor y comparte este artículo con tus amigos. ¡Gracias 😉 !
10 comentarios
Ahora mismo creo que me podría hacer una contraargumentación a mí misma al respecto. Es posible que no, que no todo el mundo quiera ser feliz. Te haré un texto al respecto, a ti y a mí misma; lo necesito para poder entender esa contraargumentación que nació en mi cabeza estos días. Con todo, no sé si estoy de acuerdo con ella (quién meterá en mi cabeza estas ideas??).
Esta semana va, que ando filosófica.
No creo que todos quieran serlo, muchos solo sobreviven en estas sociedades, y se conforman con sentimientos placenteros pero, para lograr la felicidad verdadera, hay que hacer muchas cosas y lograr muchas otras, a mi me falta mucho por recorrer, como ahora que me acabo de dar cuenta que perfectamente podría ser mi objetivo vital, gracias! creo que los caminos que recorro se volverán mucho mas poderosos (apasionados) teniendo presente el fin de por que actúo en realidad 😉
¡Hola Matías!
Desde luego que cuando vas con objetivos claros es un cambio total de actitud.
Igual que nadie sprinta en una maratón sin estar cerca de la línea, por la vida no hay necesidad de ir más rápido si no hay objetivo marcado en algún sitio. ¡Los objetivos funcionan a las mil maravillas!
Un saludo
Hola,
Muy buen artículo, sólo quiero añadir un pequeño comentario:
Una forma de definir la felicidad (Aristóteles, Ética a Nicómaco) parte de la base que es el objetivo último del ser humano. Con esto quiero decir que todos los objetivos que tenemos son objetivos para lograr otro objetivo (ex: hacer un buen trabajo para subir en la jerarquía de mi empresa para tener más dinero para comprar una casa para …) excepto la felicidad que es lo único que queremos por sí mismo. Si vamos un poco más allá, se deduce que lo queremos por sí mismo porque es lo único que queremos; es «lo querido» en estado puro*.
Con esta definición, todos los seres humanos quieren la felicidad, otra cosa és si la consiguen o no, y si sus objetivos les acercan a esa meta. Ahí es donde entran las técnicas de organización, ideas como la pirámide de Maslow o la virtud de Aristóteles, que son herramientas para encontrar ese fin.
Un saludo,
Pau
*Para gente con formación científica, existe una similitud con el punto de mínima energía de un sistema dinámico determinista, que corresponde con a un punto fijo de la trayectoria.
Sabía que era difícil tocar el tema sin abrir la caja de pandora de la filosofía :). Yo también podría aceptar que la definición de «felicidad» sea exactamente «esa cosa a la que siempre contribuye todo lo que haces (hagas lo que hagas)». En mi modelo, sería algo así como que no existiesen nunca «objetivos champiñón» porque… hasta los objetivos champiñón serían sub-objetivos de la «felicidad» que todos buscaríamos inconscientemente. Hasta ahí, de acuerdo.
Sin embargo sigue habiendo dos cosas importantes a rascar si aceptásemos lo anterior:
(1) Primero, como acabaríamos de redefinir el término «felicidad», cuando dijésemos que «todo ser humano persigue siempre la felicidad» ya no nos estaríamos refiriendo al sentimiento común que llamamos todos los días felicidad (ese que experimenta la gente que sonríe y se les ve contentos). Es más, habría que empezar de cero a investigar qué es y cómo se logra esa nueva definición de «felicidad» y, a lo mejor, ponerle otro nombre al «sentimiento de estar contento».
(2) Lo segundo, es que todavía existiría una diferencia importante (que no se vería en mis esquemas tal y como están diseñados) entre tener objetivos champiñón u objetivo vital y es que los objetivos champiñón, cuando nos los ponemos, nunca pensamos en si juntos responden o no como plan coherente a la búsqueda de la felicidad (porque surgen desconectados y uno a uno). Esto no va en contra de lo que dices, sino que, de hecho, es un complemento para darte la razón y reincidir en que, aunque nosotros por definición empecemos a considerar que el objetivo último de todo ser humano es perseguir la felicidad, eso no quiere decir que las personas sean conscientes de ello. Y por lo tanto, es posible ayudar a algunas personas tan solo aclarándoles esto e invitándoles a revisar si el conjunto de sus objetivos (champiñones, probablemente) se puede mejorar para un mejor intento de alcanzar la felicidad.
Curioso, cuando menos 🙂 . ¡Un saludo, Pau!
Hola Iago, genial artículo sobre la conexión de la estrategia y los objetivos. La estrategia es un concepto que se suele ignorar en productividad personal, pero que en contexto de la productividad empresarial está más que desarrollada y demostrada su importancia. Sin duda un ingrediente clave para ser productivos!
Mi respuesta a tu cuestión es que sí, el objetivo de todos es la felicidad, con un pequeño pero: siempre que se tengan otras necesidades más básicas cubiertas. Si llevas 3 semanas sin comer, seguramente ser feliz te impertará un pito, y tú foco y objetivo será clarísimo, comer lo que sea.
Pero en el mundo desarrollado, muchos tenemos las necesidades básicas cubiertas y esto permite pensar más en ser feliz que en sobrevivir. Aunque creo que el concepto felicidad se puede matizar bastante, diría que sí es el objetivo final de todos nosotros.
Aun así, creo que como digo en este artículo (¿por qué lo llamamos productividad cuando queremos decir felicidad? http://www.joaquinpenasiles.com/blog/2014/06/por-que-lo-llaman-productividad-cuando-quieren-decir-felicidad/), hay un paso anterior que hace que lo importante no sean tanto los objetivos, sino plantear una vida equilibrada teniendo un buen esquema de prioridades. Y como no, disfrutar del camino en vez de tratar de disfrutar con la consecución de objetivos (felicidad que es efímera y no dura más allá de unos pocos meses según los estudios).
Enhorabuena por el Post! Hace mucha falta ideas frescas como ésta que permitan explorar nuevos terrenos en el mundo de la productividad personal!
Yo también lo veo muy parecido a como lo describes, Joaquín. De hecho hay ideas y palabras clave en tu comentario (estrategias en empresa, foco progresivo según necesidades, disfrutar el camino, plantearlo como vida equilibrada, etc.) que me encienden lucecitas al oírte porque aunque no desarrolles en cuatro párrafos cada idea sé perfectamente a qué te refieres porque también a mí estos temas me producen reflexiones que acaban en idea similares así que sospecho que tantas palabras claves idénticas no son una mera coincidencia.
Y respecto al último comentario, aunque admito que tiene Pau razón de que esto lo pensaron cien mil filósofos antes que nosotros empezando por Aristóteles, a ver si lo retomamos y llevamos el discurso de la productividad del siglo XXI un poco un poquito más allá de las listas de tareas :).
Lo dificil Iago es definir que es lo que a uno en particular lo hace feliz.fuera de todo convencionalismo
Es muy interesante tu artículo, porque va al eje de la organización. Todo se desorganiza si no encontramos ese eje personal de organización interna.
Invitás a reflexionar un sentido profundo de para qué organizarme en este mundo.
Gracias!
un saludo afectuoso desde Bs As!
María
Hola María. ¡Tienes toda la razón! Si la felicidad es realmente el objetivo, lo inmediatamente siguiente (y muy difícil) sería decir cómo lo alcanza cada uno (que no creo que fuese igual ni se pudiese compartir la solución entre personas).
Pero, antes de eso, toca preguntarnos si ese es realmente el objetivo y si no es igual de válido y correcto vivir a base de objetivos champiñón. Así que, aunque haya cuerda para rato y, para que nos entendamos todos, vamos a tener que roer el hueso paso a paso :).
¡Un saludo!
Acá estoy con el hueso!! Y con tu libro!!!
Gracias!!
Un cariño
María