¿Qué? ¿Te suena o no te suena la situación?
Estás en el trabajo o en tu casa, en un momento de esos que dan pereza y aún por encima te toca hacer una tarea que no hay por dónde empezarla.
Lo que te apetece realmente es desaparecer y sacarte la tarea de la cabeza pero también tienes más que claro que estás en una encrucijada y que tienes que hacerla sí o sí. Además es larga y pesadísima (cada segundo te repatea).
¿Cómo puedo hacer para no sufrir cada segundo de esa tarea inmunda y motivarme para acabarla cuanto antes?
Lo primero: una micro clase de economía
Seguro que has oído hablar mil veces del capitalismo, del concepto de mercado, de la oferta y la demanda. La respuesta está ahí y es muy probable que ya la conozcas.
Lo único que te falta es enlazar ideas y formular el problema como otro que ya sabes resolver y, de hecho, resuelves decenas de veces a diario.
Para que todo quede clarito piensa en un mercado en el sentido capitalista.
Un señor vende bicicletas y tú vas allí con 100€ en el bolsillo. El vendedor te hace la oferta de venderte una bicicleta por 100€ y tú todo contento, te la compras.
¿Qué ha pasado exactamente?
Para que se produzca una venta en un mercado tienen que pasar varias cosas pero, la que más nos interesa, es que tú has percibido más valor en la bicicleta que te llevas que en los 100€ que le has dado al vendedor.
De lo contrario, no habrías querido entregarle tus 100€. Nadie acepta un intercambio a menos que piense que sale ganando algo.
Fíjate que el valor de las cosas es relativo ya que el vendedor ha aceptado exactamente el intercambio opuesto al tuyo. Es decir, el percibe más valor en los 100€ que le das que en la bicicleta que te vende, pero esto viene condicionado por mil factores diferentes, entre otros que tú hasta ahora no tenías bicicleta (pero la necesitas) y que el vendedor tiene cientos de bicicletas (pero tiene un negocio para ganar dinero). Así que ok: que el valor de las cosas es relativo, también nos lo apuntamos.
Volvemos a tu tarea desmotivante: ¿la compro o no la compro?
En la formación online del Método OSEI de productividad oirás hablar mucho de recursos e infraestructuras.
Los recursos son aquellas materias primas que gastamos en productividad para ir alcanzando los objetivos que nos marcamos.
Pues bien, un recurso en la vida es el dinero pero otro (y casi el principal en la productividad personal) es el tiempo. Tanto es así que ambos recursos se comportan parecido y por tanto la lógica capitalista del dinero puedes aplicársela con frecuencia a tu tiempo.
En otras palabras: comprarse una bicicleta no es muy diferente de aceptar una tarea.
Ahora bien cuando compras una bicicleta sabes exactamente cuánto te va a costar y con las tareas no tienes tan tan claro ni el beneficio ni el tiempo que te va a llevar pero, oye, si quieres mirarlo a fondo, nada te lo impide. ¡También es frecuente que la gente compre bicicletas malas y les rompan meses después por no saber comprar!
El caso es que cuando una tarea horrible, desmotivante, engorrosa y pesada aparece en tu agenda siempre tienes la posibilidad de decir que no. Que no aceptas hacerla (que no la «compras»).
Del mismo modo que puedes pasar frente a un puesto de bicicletas y no comprar una bicicleta a 2.000€, tienes todo el derecho a decir que tu tiempo, el sufrimiento, el engorro y otras cosas no merecen la pena por los beneficios que esa tarea te promete.
Así que la primera conclusión con respecto a estas tareas es que: si la aceptas, es porque hacerla te beneficia más que no hacerla pero, tampoco seas tonto. A veces no hay que buscar cómo obligarse a hacerlas sino tener la valentía de decir que no (porque las consecuencias son menores que el remedio).
En caso de que SÍ la hago pero me sigue repateando
En el caso de qué hayas decidido que SÍ haces la tarea, a estas alturas, ya te habrás planteado cuál es el tiempo que prevés que te lleve y por qué el hacerla es favorable para ti.
En estas situaciones no está todo ganado pero ya vas a tener una primera idea sólida de por qué deberías motivarte. Basta con pensar en el argumento que te ha hecho aceptar la tarea y repetirlo hasta la saciedad.
No obstante, piensa también que hay dos tipos de situaciones en las que necesitarás motivarte:
- aquellas en las que hacemos la tarea para ganar algo
- aquellas en las que hacemos la tarea para evitar perder algo
Según el caso del que se trate y tu propia personalidad te va a costar más uno u otro aunque, estadísticamente, nuestro cerebro esta cableado para incentivarse mucho más con lo que podemos ganar que con lo que podemos perder (por eso hay tanta gente que apueste una y otra vez, juegue a la lotería pero no se compre un antivirus en su vida).
La aversión al riesgo
No puedo citarte de memoria ningún estudio científico aislado (y menos en castellano) pero es un concepto muy recurrente en la economía y psicología y, si te interesa aprender más del tema, el fenómeno se llama aversión al riesgo o (risk aversion en inglés).
Este fenómeno quiere decir que todos estamos más inclinados a un lado u otro de la balanza. Unos somos más capaces de ponernos a andar por el sentido de la obligación y las ganas de «asegurar» que otros que somos más propensos a «menospreciar» el riesgo de tareas que no haríamos.
Esto puede afectar a tu motivación porque, a fin de cuentas, la motivación nace de la diferencia entre lo que pasa cuando haces la tarea y lo que no. Si percibes ambos estados muy muy juntos, desde tu punto de vista, da prácticamente igual hacer esa tarea que no hacerla. O en otras palabras, a nada que el esfuerzo sea un poco grande, tu motivación será nula.
Por eso la motivación se encuentra aferrándote al cambio que quieres producir y sensibilizándote al máximo a las consecuencias.
Una última idea: el efecto dominó
Una última idea para motivarte en los casos más difíciles es tirar de efecto dominó.
Es decir, tanto si es para un efecto positivo como para un efecto negativo, ya no solo pensar en las consecuencias directas de fallar en esa tarea sino en las consecuencias indirectas.
O lo que es lo mismo, imagínate que la tarea que tienes entre manos en levantarte de la cama para tomar un bus que te lleve al aeropuerto para volar a otra ciudad donde tendrás una reunión para firmar la venta muy a tu pesar de tu empresa.
¿Quién querría levantarse para algo así?
Cómo funciona
El efecto dominó se basa en tirar del hilo asumiendo uno tras otro los efectos que pasarían si fracasases en cada tarea.
Perder el bus implicaría, perder el avión, perder el avión requeriría comprar otro nuevo a precio extra-caro (esto ya te va a tocar más directamente la moral) y si no compras el avión y no vas hoy es probable que pierdas la opción de venta (aunque sea mala) de tu empresa y la opción que te quede sea aún peor con efectos que puedes seguir intentando imaginar.
El hecho de explicitar todo esto en vez de solo «imaginarlo» es lo que te va a hacer tomar decisiones concretas hoy.
Sabes exactamente lo que no quieres o lo que sí quieres. Y esas ideas son las que te motivan.
Todo lo que haces es pensar, imaginar y especular pero eso tiene un efecto en tu motivación presente y ese era todo el objetivo que se pedía.
Resumiéndolo todo
La motivación es algo crítico porque aunque sea un tema difícil de abordar se nota a final de mes quien avanza motivado y quién no.
Para motivarte usa la lógica de mercado y mira a tu tiempo como un recurso: ¿acepto o no acepto esa tarea? ¿la compro o no la compro?
La aversión al riesgo puede nublar tu juicio pero, si te esfuerzas por explicitar y visualizar diferencias claras entre hacer y no hacer la tarea, vas a acabar por encontrar esa motivación o por rechazar la tarea con toda la razón.
Y no tienes por qué limitarte a la acción en sí misma. No dudes en utilizar el efecto dominó para recordarte las implicaciones de esa micro-tarea en tus planes más importantes y conseguir estar motivado constantemente.
Recuerda que como todo aquí, está abierto a debate. Si tienes alguna técnica que te funcione no dudes en compartirla u opinar en un comentario y que si el artículo te ha gustado te animo a que lo compartas en tus redes sociales para que les llegue también a tus contactos. ¡Nos vemos en los comentarios!
14 comentarios
Nunca había pensado lo de ver el tiempo directamente como el dinero y ha sido ciertamente revelador, te lo agradezco. Uno siempre sabe que el tiempo es dinero, pero verlo directamente de esa forma me ha gustado.
Por otra parte, a mí me pasa que en el tema de ganar dinero, pongamos que necesito dinero, y hay tareas con las que puedo ganar dinero accesibles pero aun así me da mucha pereza / no tengo ganas de hacerlas. Y me pregunto ¿por qué no me apatecerá nada? Tanto que a veces ni las hago, pero durante todo el tiempo siento culpabilidad porque el dinero me vendría bien.
Siento gran resistencia por trabajar, y llevo toda la vida pensando en qué podría hacer que me satisfaga, pero no sé. Y por razón de ello me cuesta mucho trabajar, tengo 31 años. Y no me considero una persona vaga, porque cuando me interesa algo, por ejemplo, saber sobre la civilización humana, me puedo tirar días y días investigando. Y porque me siento culpable, porque no deja de ser un hobbie, pero me pasa con muchas cosas. Llegando a dedicar más de 12 horas al día en algo, y no por puro ocio, sino en cosas que me nutren, que me enseñan o en habilidades que desarrollo por mi cuenta como edición de vídeo.
¿Qué crees que podría ser? Y, ¿tendrías alguna recomendación?
Hola Raquel,
La tensión entre «trabajar más» y «descansar más» es una elección muy muy personal. Ya no solo de cada persona, sino que a lo largo de la vida movemos el indicador en ambas direcciones.
No es raro ver a una persona que por fin acaba de conseguir su primer contrato indefinido volverse la persona más cómoda del mundo unos años, ni ver a personas recién jubiladas más activas que nunca.
Darte algún consejo rápido en algo tan tan profundo sin entender tu caso, sería una negligencia por mi parte (no es como decirte «qué aplicación de email recomiendo»). Así que yo intentaría mirar qué hay debajo de la punta de ese «iceberg». ¿Cómo es mi día a día? ¿Me gusta mi trabajo? ¿Qué tal soy con las finanzas? ¿Confío en que si gasto mi valioso tiempo en ganar algo de dinero no lo gastaré en tonterías que me hagan menos feliz que X horas tranquila? ¿Qué valor le doy a X horas tranquila?
Probablemente se pueda resolver con una acción muy pequeña (o muy pocas acciones) pero que solo acertarán con un buen diagnóstico y empatía. Si no, es normal intentar alguna medida optimista y comprobar que no parecen solucionar nada (como cortarle la punta al iceberg y ver que flote de nuevo más hielo).
Si sientes que ese sentimiento de culpa te machaca, quieres desbloquear esa nueva fuente de ingresos o ves que este tema es suficientemente importante para tí, recuerda que puedes ponerte en contacto conmigo por aquí, wasap o la página de contacto y buscaremos la fórmula que más se adapte para que consigas solucionarlo.
¡Un saludo 🙂 !
En mi despacho tengo colgado un pequeño cartel (A4) que dice:»Sea positivo, diga NO a menudo».
No es que lo ponga en práctica mucho, pero a veces me sirve de justificante.
¡Externalización de la responsabilidad que diría Herb Cohen!
Muy bueno el cartel 😀
Yo casi siempre pospongo las tareas engorrosas pero termino haciéndolas muy cerca a la fecha de entrega pareciera ser que me hace falta la adrenalina de la premura para terminarlas y en muchos casos tengo suerte y salgo airoso de ellas pero en otros no…No se como salir de este circulo vicioso …
Hacer todas las tareas siempre es una opción «fácil» dentro de lo que cabe porque nos quita la pregunta de si deberíamos estar haciéndolas o no.
A veces es la falta de tiempo la que nos fuerza a decir que no y a veces deberíamos darnos cuenta nosotros mismos. Para mí realmente existe una diferencia entre cuando la tarea es realmente necesaria o realmente no deberíamos hacerla. Por eso, antes de entrar en la dicusión de cómo motivarte, Emilio, insisto, a veces hay que tener la valentía de oponerse directamente a hacer esa tarea en cuestión.
Para todas las demás: siempre puedes tirar del hilo hasta encontrar la motivación de porqué deberías hacerla y por qué deberías hacerla cuanto antes.
¡Un saludo!
Tus consejos siempre me han sido provechosos… son excelentes…gracias.
Gracias a ti por pararte a compartir tu opinión ¡Un saludo!
Cuando no me apetece hacer algo, acabo posponiéndolo… pero luego siempre lo hago. Pero me pasa con muchas cosas, tanto cuando tengo que hacer algo para mi negocio como cuando tengo que planchar. El caso es que hay cosas que por mucho que nos dé pereza hacer, hay que hacerlas. En mi negocio hay tareillas secundarias y terciarias que si bien no me hacen crecer ni que me vaya mejor, son obligatorias, por mucho que las retrase, las tengo que hacer sí o sí. Para motivarme, intento intercalarla entre dos cosas que me guste más hacer, o si se puede, la hago con música que me suba el ánimo, parece que con música me vengo arriba y todo sale mejor. Del tema de posponer planchar, hablamos otro día, jajaja.
Un saludo
¡Hola, Rocío! Mientras funcione, ¡bienvenida sea toda técnica :)!
Yo también juego mucho con la música aunque me vale más para suavizar alguna tarea puntualmentente que para hacerlo todos los días. Si no, llega un momento en el que por mucha música que me ponga, mi cerebro sabe que le están tomando el pelo :D.
¡Un saludo!
La aversión al riesgo se cura con una buena programación de todos los pasos a dar, aunque por supuesto siempre hay imprevistos y asuntos que no pueden preverse.
Completamente de acuerdo en que hay que aprender a decir que no, hay quien no sabe hacerlo.
Aún así, algún fleco de la motivación se me escapa, porque mira que me cuesta enfrentarse a algunas tareas. En concreto a «las reuniones improductivas».
Un saludo.
Centrarse en la parte positiva y recordar la motivación: es la forma más fácil de encontrarle el aspecto positivo y mantener la intensidad. ¡Ánimo y paciencia con esas reuniones 🙂 !
Buena información amigo. Gracias por compartir.
Gracias a ti por pararte dos segunditos a dar tu opinión, Joaquín. ¡Un saludo!