Seguro que si cambias García por tu apellido y a los de marketing por otro equipo, habrás oído esta frase miles de veces: ¡García, a las 11:00 nos reunimos con los de marketing!
Sin más ni más.
Tu jefe te suelta eso cruzándote un segundo en el pasillo, enviándote un email o dejándote un post-it. No te explica el por qué deberías asistir, no te explica la importancia ni el objetivo y no te da nada más que una orden.
Desde el punto de vista de la productividad, esta orden expresa un desprecio absoluto porque te niega toda posibilidad de ser productivo. ¿Cómo se puede alcanzar un objetivo sin tener un objetivo? Y eso sin hablar del hecho de que tu jefe no sabe si lo que tienes que hacer es o no más importante que lo que te pide hacer.
Así que cuando te ves en una situación como esta tan solo puedes decidir una cosa: ¿qué hago yo con esto?
Micro-encuesta previa
Ya sé que tienes la respuesta en la lengua, pero antes de lanzarte a compartirla hay otra micro-pregunta rápida a la que puede ser muy ilustrativo que respondamos.
En nuestras cabezas ya está dando vueltas lo que le diríamos a nuestro jefe y el cómo trataríamos el tema pero, llegado el momento, y si insistiese tanto que no hay forma de convencerlo es posible que tuvieses que ceder. Por eso la pregunta:
La pregunta del debate
Por eso la pregunta del debate de hoy que os lanzo a todos es:
¿Cómo reaccionas cuando tu jefe te impone una reunión que no sirve para nada?
La pregunta ya es capciosa de por sí y es en parte voluntario. A ver qué respuestas surgen y qué reacciones hay más allá de lo esperable.
Existe total libertad para plantear vuestra opinión como queráis pero no estaría mal que diferenciásemos lo que hacemos realmente de lo que deberíamos o querríamos hacer. Como es obvio, todos nos volvemos algo más prudentes y menos innovadores cuando lo aplicamos con nuestro jefe perfectamente identificado en la vida real. Aunque eso no implica que podamos encontrar, reafirmar o consolidar ideas que nos pongan en la vía de implantar un cambio. ¿Cómo reaccionas tú?
16 comentarios
Lo he resuelto haciendo una sencilla pregunta:
¿Cuál es el objetivo de la reunión?
Negociar, si señor, negociar. Es la mejor manera de resolver conflictos. Qué es más importante para la empresa ¿Que yo esté en la reunión o que realice mi tarea? Toda empresa busca la incrementación de ingresos, así que ellos decidirán qué les conviene más. Negociar, así el jefe sea un «ogro» y yo sea el nuevo.
Parece que la opción del cambio está subiendo pero no cabe duda de que es la más difícil. ¿Son capaces todos los jefes de actuar por «lo mejor para la empresa»? Hay que confiar en que sí cuando se escoge esta opción. Un saludo!
Iago, se supone que si te contratan es porque decidieron que eras el mejor entre varias opciones. Un empresario no contrata con otra intención que aumentar sus ganancias. Seguramente en la entrevista se mostró un interés particular para defender los intereses económicos. Producir, producir y producir es lo que importa para la mayoría de empresas ¿o no? Bueno, a menos que seas una entidad sin ánimo de lucro, pero la mayoría son sinónimo de lucro.
Estoy de acuerdo en principio, y sobre todo como modelo teórico lo que dices es la regla. En pequeñas estructuras además supongo que casi siempre funciona así.
Ahora bien, en empresas grandes, por ejemplo, es más fácil que exista una disociación entre los objetivos de la empresa y los de un jefe en concreto. Yo hasta diría que en el mundo de los jefes un resultado extraordinario en silencio no es ni la mitad de beneficioso que uno mediocre a bombo y platillo. Por eso me parece que se justifica que ciertos individuos persigan objetivos propios en vez de los colectivos. Y en esas circunstancias aunque le digas a tu jefe que es más rentable para la empresa avanzar en tu tarea que ir a su reunión, el argumento para él no tiene peso.
No me cabe la menor duda de que la opción del cambio es la idílica, aunque siendo realistas, en el mundo existen muchas configuraciones en las que incluso presentándole a tu jefe que lo que dices tiene sentido desde el punto de vista productivo, seguirá obteniendo un no como respuesta. Y no por ser irracional, sino porque su lógica y sus objetivos aconsejan su opción.
Es tan interesante como truculentamente complejo. Un saludo Víctor Manuel, ¡muy bueno tu aporte!
MI realidad: que mi excelso jefe parece disfrutar sobremanera cuando argumentamos que no podemos, no debemos, no aportaremos nada… a una reunión ‘paracaidista’.
Es su deseo/intención primera la que triunfa en el 99’98% de las ocasiones. Él es el JEFE, delegado territorial de alguna divinidad, creo.
Y no exagero. Son MUUUUUCHOS años en su ‘compañía’.
JJavier
Entiendo. Vaya, que no fuiste tú el único que ha marcado hasta ahora «Cambio – Voy a la reunión y digo que nunca más así (4%, 1 Votos)» 😀 😀
Mucho me temo que la divinidad de tu jefe tiene demasiados delegados territoriales. Mi provincia también la cubren :D!
Un saludo jjavier. Gracias por opinar!
Buenas Iago, interesante tema el que tomas. Las reuniones, tal y como se conocen, son realmente inútiles. En mi opinión se trata en primer lugar de un problema de asertividad. No sabemos decir que NO. Mejorar nuestra asertividad es uno de los mejores caminos para crecer en cualquier aspecto de en nuestra vida. Decir NO es la abrir la puerta a la negociación. Las personas necesitamos saber para qué hay que hacer las cosas. Necesitamos sentido. El problema es que las estructuras jerárquicas a día de hoy están obsoletas. Simplemente bloquean cualquier posibilidad de que las personas consigan expresar su maestría, hacer con sentido y como no relacionarse con libertad. Nos cuesta preguntar. Y para poder decidir se necesita información. Ceder es un comportamiento reactivo en mi opinión, al menos si lo haces sin antes tener informaciones útiles y relevantes. El reto está en abandonar el estado reactivo para pasar al productivo y con ello tomar mejores decisiones entre otras cosas.
Un abrazo!
Hola de nuevo Antonio!
Estoy completamente de acuerdo en que las estructuras jerárquicas (al menos el modelo tradicional de jefes en pirámide) está de lo más obsoleto. Es como la versión bruta y rudimentaria. Como la esclavitud del mundo del trabajo moderno. Vale que funciona pero, si dejases de dar latigazos y órdenes a destajo, te das cuenta de lo que podrías construir si dejases que la gente se autogestionase y desarrollase todo su potencial?
En ese sentido, y en defensa de más de un jefe horrible pero con buenas intenciones, el modelo de la autoorganización es lo más complicado de gestionar y frágil que existe. Y claro, un jefe que quisese promover la proactividad en sus colaboradores también tiene que encontrar un balance en la libertad que les da y el hecho de que los trabajos de cada uno se coordinen.
Eso sí, me parece obligatorio que los «managers» de hoy en día cambien el chip y se den cuenta de que ellos de por sí no pueden producir. Y que por lo tanto les interesa optimizar al máximo el trabajo de sus colaboradores porque es sú única manera de «producir» (indirectamente). Una vez eso entendido, un jefe, en mi modo de ver, debería entender que cada hora que roba a sus colaboradores es tiempo de producción precioso que se quita a sí mismo. Y de ahí que la imposición de reuniones me resulte anacrónico.
Pues la verdad es que necesitaría precisar el contexto para poder contestar, ya que dependiendo de él actuaría de una manera u otra. Para empezar, necesito saber saber cuál es mi posición en la empresa, si soy la nueva, si mi relación con mi jefe es cordial, si se puede razonar con él… De todos modos, yo valoraría la reunión bajo dos puntos de vista:
– ¿Es útil a efectos procedimentales? Es decir, ¿voy a obtener una solución concreta a un problema real?
– ¿Es útil a efectos de cohesión social?
Supongo que todos pensamos en la opción A, en que una reunión, que consume tiempo y energías tendría que estar justificada y producir un beneficio mayor que los recursos que consume, pero muchas veces esto no es así. Ahora bien, una reunión que nos puede parecer inútil porque no soluciona ningún problema urgente y específico sí puede ayudar a solucionar problemas futuros o, por lo menos, a no crearlos. Parece que las reuniones siempre se enfocan bajo el objetivo <>, pero mi (poca) experiencia me dice que las reuniones aparentemente inútiles según los parámetros de urgencia e importancia local son una buena forma de crear cohesión de grupo, objetivo fundamental de cualquier empresa que quiera funcionar bien (a mi entender). Por eso tiendo a ver este tipo de reuniones como un momento de interconexión, motivadoras, útiles desde una perspectiva interpersonal (por mucho que en ocasiones me toquen los “webs”). Que lo ideal sería que me especificasen el por qué y la urgencia de mis asistencia? Pues si, pero… en fin… Eso sí, en este asunto lo tengo muy claro: si veo que estas reuniones son útiles por cohesionadoras mi trabajo personal e individual pasa a ser algo secundario. Primero cuidar los cimientos de la empresa y después mi propio trabajo personal que, en esta ocasión, tendrá que buscar hueco en horas extras.
Si no se trata de quedar con los compañeros y es más una cosa de “petit comité” yo le diría a mi jefe: “Mira, y …¿de qué va a ir la cosa? Hoy justo tengo que hacer esto, que es muy importante, pero si esto requiere mi presencia y es de vital importancia…” Intentaría que colaborase informativamente por las buenas. Que no quiere colaborar? Pues dependiendo de si su juicio es bueno o no y de si yo ya le he sacado las castañas del fuego en innumerables ocasiones («solucionar problemas» en español de España) me puedo permitir el responderle de manera más o menos tajante… Yo lo intento lógicamente. Que no funciona? Pensaría: “tú eres el jefe, tú quieres fastidiar el asunto de esta manera… de acuerdo. Yo voy a seguir teniendo mi nómina.” Y obviamente esto me calentaría (enfadaría) mucho si sucediese en varias ocasiones y provocaría en mí un total desapego por la empresa y un atroz individualismo, que es lo que suele suceder por desgracia.
Yo también creo que el contexto juega un papel importante pero todos tenemos vectores que nos mueven. A ver cómo evoluciona la encuestita pero de momento 1/17 dice que acabarían yendo a la reunión para cambiar las cosas desde dentro.
Sobre todo opino que la reiteración del conflicto, las cesiones pasadas y el apego que tiene cada uno con su empresa son al menos las variables principales que condicionan la decisión de qué hacer. Si pasas de la empresa no creo que importe mucho lo que sea correcto porque no dar la batalla es más fácil. Si eres un socio-fundador por el contrario, o te sientes fuertemente relacionado con el proyecto, me costaría dar la batalla por perdida o hacerlo mal para satisfacerme solo diciendo que es culpa de mi jefe.
Eso sí, para encontrarme con la gente, acepto que me impongan ir a tomar el café 😀 pero justificar reuniones para ver a la gente… Eso me choca porque o lleno la reunión de conversaciones que no deberían estar ahí o finalmente no las tengo y el problema es la débil comunicación con esos compañeros (si tenemos frentes de trabajo juntos). Que no usaría nunca las reuniones para «ver a la gente» vaya.
PD: Chapó como siempre Iris, menudas reflexiones te curras 🙂
No digo ir a reuniones para ver simplemente a los compañeros. En ocasiones pueden convocarte a una reunión con el objetivo abstracto de «ver cómo e está el asunto», «intercambiar información» y tú piensas… «qué asunto???», «qué infomación?». Llegas a la reunión sin nada preparado, con sensación de no control y molesta porque te han interrumpido, pero llegas allí y los companheros sacan a la luz asuntos relevantes, experiencias de la semana y como compartimos trabajo y funciones siempre aprendes. Además, se crea cohesión social. Si fuésemos a tomar café no hablaríamos de trabajo. Supongo que todo esto depende del sector, pero puede llegar a pasar que si marcas una reunión muy específica y acotada los companheros no se sientan libres para hablar de otros asuntos importantes. De vez en cuando una reunión «fantasma» no corpórea xD no viene mal. Pero ya digo, dependerá del sector y de otros muchos factores. Si viene de un jefe imbécil de seguro nos parecerá todo mal, pero hay que buscar el lado provechoso.
Yo mal, muy mal! Jejej 😀
No tengo jefe porque soy estudiante pero cuando lo tenga lo tengo claro. Creo que intentaré siempre decir el por que no tiene sentido la reunión y cambiarlo desde dentro. No me importa repetir las cosas cien veces
Hola Viviana,
¡Es la buena perspectiva ;)! Eso sí, como decía antes Marcos (y yo coincido), cambia mucho la perspectiva de lo que hacemos por defecto (o querríamos hacer en general) a lo que acabamos haciendo cuando conocemos bien a una persona, sus reflejos y sus manías. Aunque insisto, me parece que tu actitud es muy correcta.
Un saludo!
Depende, no me deja poner dos opciones pero yo opino que siempre se debe de ser flexibles y avisar al menos la primera vez.
Con mi jefe es otra cosa.
Al ser imposible insistir, acabo diciendo que si y ya está…
Hola Marcos,
Qué inmensa verdad el hecho de que tenemos comportamientos que dependen de cada persona. Tenemos un comportamiento neutro para el que acaba de llegar, y otro con aquellos que ya sabemos lo que van a hacer. Te entiendo perfectamente 🙂
Un saludo!