El último pastelito de una bandeja puede convertirse en un dilema.
Si a la productividad personal se le conoce como tal, es justamente porque depende en parte de nuestras propias características.
No obstante, y una vez dicho esto, lo ideal es asumir que la productividad no depende de la persona para nada.
Te recomiendo que adoptes cuanto antes esa filosofía, especialmente si estás dando tus primeros pasos. De lo contrario corres el riesgo de recurrir constantemente al típico «pues a mí esto me funciona muy bien» con tal de evitar todo aquello que no te funcione, que no te guste o que te demande un esfuerzo de la productividad real.
A decir verdad la gran mayoría de técnicas sí tienen una razón de ser universal (aplicable a todo el mundo) y son infinitamente más los casos en los que valen, que en los que han de hacerse excepciones. Con frecuencia lo único correcto es cambiar de mentalidad, adaptarse y acabar pasando por el aro. A partir de esta concesión es cuando de nuestro incómodo cambio empiezan a surgir las ventajas.
Entonces, si la productividad es personal por tan sólo algunos rasgos, ¿qué tipo de rasgos son los que influyen tu productividad?
Tengo mi propia opinión sobre el tema, pero creo que es conveniente que le des un rato al coco e intentes sacar por ti mismo alguna conclusión sin que yo presente nada. No obstante, para no dejarte sólo ante el peligro, voy a darte una pista.
El dilema del último pastelito
Hoy ha venido gente a tu casa a comer. Al final de la comida has sacado una bandeja grande de pasteles y habéis seguido hablando tanto tiempo que casi os los acabáis todos. Tus amigos se marchan y tú recoges. Estás lleno, has comido hasta no poder más. Llenas la nevera y aunque te queda lavar todos los platos, encima de la mesa sólo queda un elemento: un pastelito sobre una bandeja gigante.
¿Opciones posibles? Miles:
- Tirar la bandeja y poner el pastelito en un plato sacrificando algo de la nevera
- Tirar el pastelito
- Dejarlo fuera aunque se vaya degradando
- Forzarte a comértelo
- Buscar a alguien a quién le apetezca
- …
El dilema del pastelito en sí no es importante, pero sí lo es el pensar en cómo actuarías tú en situaciones abstractas. Yo por ejemplo soy una persona tolerante al desperdicio, pero que siente aversión por la complejidad y que tiende a las soluciones rápidas. Por eso si no encontrase nadie fácilmente el destino más probable sería la papelera. Mi interés por zanjar las cosas rápido es algo que debo tener en cuenta si quiero optimizar mi productividad diaria.
Ahora que te he descrito el dilema del pastelito, te toca a ti hacer la prueba:
¿Qué harías con el pastelito y qué 2 o 3 características principales reconoces que te animan a hacer eso?
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11 comentarios
Me lo comería.
Odio tirar la comida y si lo meto en la nevera terminará pudriéndose.
Hasta hace un par de años, habría sido incapaz de tirarlo. Habría intentado guardarlo (seguramente para tirarlo más tarde) sólo por que me sentaría mal desprenderme de él aunque no lo necesitara.
Desde que me metí en el mundo de la productividad, tanto con el pastel como con muchas otras cosas, creo que sería capaz de decidir con claridad si me aporta algo quedármelo y no tendría reparos en tirarlo a la basura. Y eso sienta genial.
Esa es exactamente el tipo de reflexión que pretendía provocar el artículo y si además dices que ya está hecho (ya eres capaz de tomar una decisión objetiva y no condicionada por tus rasgos principales) mejor que mejor.
De todas formas hay batallas más complicadas que un pastelito, así que sigue siendo importante identificar cuáles exactamente son esas «tendencias» o rasgos que nos pueden hacer improductivos para contar con ellos e intentar evitar situaciones en los que nos jueguen malas pasadas.
Gracias Sera por compartir tu punto de vista, ¡muy buen comentario!
Gracias a ti, porque una parte importante de ese cambio es «culpa tuya» 🙂
Egoísta vs. Beata
Primero el caso del pastelito. Después la conclusión.
Evaluación de las ventajas e inconvenientes de quedar con el pastelito o de tirarlo a la basura
1. Queda en casa:
Como el pastelito cuando no tengo ganas ni es saludable (ya ingerí el límite de calorías que el cuerpo puede asimilar en una noche) vs. queda ahí petrificado en la nevera por cierto complejo de Diógenes o sentimiento de culpabilidad inculcado por tirar la comida, de modo que la nevera está más llena, tengo que luchar con la tentación de comerlo al día siguiente y el pastelito sigue ahí pudriéndose e infectando la nevera. Todo inconvenientes.
2. Lo tiro
Supero mi complejo de Diógenes, tiro el pastelito. No me acuerdo más de él, no hay distracciones vespertinas o nocturnas del tipo «joder, está ahí ese puto pastel intentando conectar con mis instintos más bajos. ¡Cabrón!», hay más sitio en la nevera pues en vez del pastel comí otra cosa (seguramente mucho más saludable) que había dentro. En el caso de querer pasteles ese día podría meter no uno, sino dos en la nevera; hay más espacio. La nevera no está infecta. Posiblemente tenga que lidiar con mi sentimiento de culpabilidad, pues no obedecí la premisa o enseñanza social que dice: «no se debe tirar comida a la basura». Podré superarlo. Prácticamente todo ventajas.
EN DEFINITIVA, tomo mis decisiones estableciendo un conflicto entre INTERESES PERSONALES (lo que realmente quiero hacer porque sé que es más práctico para mí) y NORMAS MORALES. En el caso de que exista un conflicto entre los intereses personales y el código moral, acudo a la evaluación ética del código moral. Si el código moral no infringe el código ético, ganan los intereses personales. El pastel va a la basura.
Grazas Iris, tanto por compartire-la túa análise coma por traducilo para os demais 🙂
Gracias Iris, tanto por compartir tu análisis como por el haberlo traducido para el resto 🙂
Egoísta vs. Beata
Primeiro o caso do pasteliño. Despois a conclusión.
Avaliación das vantaxes e inconvenientes de quedar co pasteliño ou de tiralo ao lixo
1. Fica na casa:
Como o pasteliño cando non teño ganas nin é saudábel (xa inxerín o limite de calorías que o corpo pode asimilar nunha noite) vs. queda aí petrificado na neveira por certo complexo de Dióxenes ou sentimento de culpabilidade inculcado por tirar a comida, co cal a neveira está máis chea, teño que loitar coa tentación de o comer ao día seguinte e o pasteliño segue aí podrecendo e infectando a neveira. Todo inconvenientes.
2. Tíroo
Supero o meu complexo de Dióxenes, tiro o pasteliño. Non me lembro máis del, non hai distraccións vespertinas ou nocturnas tipo “hoder, está aí ese puto pastel tentando conectar cos meus instintos máis baixos. Cabrón!”, hai máis sitio na neveira pois no canto do pastel comín outra cousa (seguramente moito máis saudábel) que había dentro. No caso de querer pasteis ese día podería meter non un, senón dous na neveira; hai máis espazo. A neveira non está infecta. Posibelmente teña que lidar co meu sentimento de culpabilidade, pois non obedecín a premisa ou ensinanza social que di: “non se debe tirar comida ao lixo”. Poderei superalo. Practicamente todo vantaxes.
EN DEFINITIVO, tomo as miñas decisión estabelecendo un conflito entre INTERESES PERSOAIS (o que realmente quero facer porque sei que é máis práctico para min) e NORMAS MORAIS. No caso de existir un conflito entre os intereses persoais e o código moral, boto man dunha avaliación ética do código moral. Se o código moral non infrinxe o código ético, gañan os intereses persoais. O pastel vai ao lixo.
Gracias María Jesús, Omar y Marleny por vuestras respuestas. Pero no os olvidéis de que lo importante no es responder a la pregunta del pastelito sino a qué rasgos personales os motivan a actuar así. Me refiero a rasgos como impaciencia, perfeccionismo, o aversión por lo inacabado. Esas son las características que resulta importante aprender de uno mismo.
Hola Iago,
Excelente ejercicio, yo también voy con la misma postura de María Jesús, por eso estoy gordo jajaja, no puedo desperdiciar comida por eso ya le huyo a los lugares de coma todo lo que pueda.
También lo guardo para después, total un huequito si se puede hacer.
Saludos
Omar, tu amigo desde México
lo guardo en la nevera, pero si en 1 dia no he encontrado a quien darselo o que le apetezca, lo echo a la basura.
Buscar a alguien que le apetezca y si nó poner el pastelito en un recipiente chiquito y acoplarlo a la necera. Yo no suelo tirar nada de comida y el pastelito otro día o más tarde puede apetecer muchísimo.