Columna de verano (2/6) – ¿Por qué hay cerebros fritos en verano?

¿Por qué llegamos al verano con el cerebro frito? ¿Por qué aceptamos que sea normal andar cansados por la vida? ¿Y por qué llegamos al consenso de que un mes de vacaciones está ahí para restaurarnos de andar fundidos durante el año?

No me gustan los cerebros fritos, ni estar cansado. Pero para entender esto mejor, déjame que le eche un “huevo” al asunto.

En concreto, la física nos enseña un concepto llamado energía potencial. Simplificando mucho mucho: un huevo tendría tanta energía potencial como altura tiene del suelo. Si lo sueltas a 0 metros del suelo, no pasa nada. Si lo sueltas a 1 metro, esa energía potencial se convierte en cinética (el huevo se acelera) y, al tocar con el suelo, hace un gran “chof”.

Y ala… a limpiar la cocina. De hecho, cuanto más alto estuviese el huevo, más cocina hay que limpiar. A mayor energía potencial, mayor efecto final.

Pues bien, una de las cosas que revolucionaron mi relación con el descanso es aplicar este concepto a las personas. Porque, ¿y si las personas también tuviésemos potencial? ¿Cuál es la diferencia entre una persona agotada y una totalmente cargada de energías?

Para mí es eso: la carga. La carga de nuestro potencial.

Por eso ahora me imagino a mí mismo entrando en la oficina o en cada reto como un personaje de videojuego con una barrita de energía sobre la cabeza.

Si la barrita de energía esta baja, da igual que sean las 9. No haré mucho esta mañana. Si la barrita es grandísima, igual que un huevo muy muy alto, el efecto será excepcional.

Digo que esto ha revolucionado mi relación con el descanso porque ahora lo veo diferente. Antes, entre verme un capítulo más de una serie e irme a cama a la 1am o irme a las 00:00 podía no veía daño alguno.

Ahora tengo un argumento. Pienso en la barrita y el potencial. Ver 1 capítulo más (justo ahora) y dormir 1 hora menos es reducir mi barrita de potencial de mañana. Y yo quiero brillar.

En otras palabras, el capítulo puedo verlo mañana y adelantarlo no paga limitar mi potencial.

Como el huevo ensucia, si lo prefieres, puedes imaginar tu potencial del día a día como un cohete de fuegos artificiales. Cuanto más grande sea la mecha y más carga de colorines lleve, más espectacular será el estallido. Y repito: yo quiero ver hasta dónde puedo llegar.

Y no te voy a mentir, periódicamente me cuesta irme a dormir, sacrificar algo que me apetece o renunciar a una diversión para irme a la piscina. Pero el modelo mental de la barrita del potencial ayuda. Porque ya no me sacrifico por sacrificarme. Veo exactamente qué impacto tendrá mi sacrificio.

Cada vez que voy a nadar, le sumo un bonus a mi barra de potencial durante esta semana (imagina por qué empecé a ir más de una vez). Cada noche que me acuesto a tiempo la barra de potencial amanece muy cargada. Cada vez que corrijo la postura, mi potencial baja más despacito durante el día.

Dentro de eso tienen toda la lógica del mundo ideas como el descanso. O limitar la jornada a 8 horas (porque la 9ª no suma tanto, pero sí daña el potencial de todas las horas de mañana). También la semana laboral de 4 días, con la que el descanso preventivo evita nunca tener un cerebro frito. Y el darte mimos, auto-cuidados y poner límites con clientes (o contigo mismo/a), por ejemplo, para que nunca quemen tu potencial ni tus energías de 3 en 3.

Estoy lejos de querer juzgar a nadie ni de decirle a nadie lo que debe o no debe hacer. Para mí: no debemos estrictamente hacer nada en la vida. Tan solo tenemos opciones. Pero sí me gustaría poner encima de la mesa una opción.

La de que los autocuidados pagan y resulta que trabajando menos podemos hacer más.

Por eso me gustaría poner encima de la mesa una alternativa. ¿Y si dejásemos de normalizar el llegar a verano con el cerebro frito? ¿Y si fuese posible un estilo de vida y de trabajo sostenible en el que cada semana no deja un lastre a la siguiente, sino que se renuevan las fuerzas al mismo ratio que las gastamos? Como con todo, no tengo ninguna respuesta absoluta y yo mismo sigo experimentando, pero lo que sí puedo compartir es que, al menos en mi caso, las tentativas para intentar aumentar la barrita ficticia del potencial, han tenido un efecto bastante real.

Y tú, ¿qué opinas del asunto?

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